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Edelberto Cancelado Beltrán: Entrega y Servicio

Nota de Redacción.

Con el propósito de reactivar este espacio de entrevistas, creado en el periodo de la pandemia del COVID-19, para el periódico El Liberal, a fin de conversar con personas que se han destacado en Popayán y el Cauca, en los ámbitos académico, investigativo, productivo y empresarial, social y comunitario, que puedan servir como paradigmas a las actuales y futuras generaciones de payaneses y caucanos, en estas épocas que requerimos reencontrarnos con el camino que otrora nos hizo grandes. Hoy tenemos al Mag. Edelberto Cancelado Beltrán, rector del Colegio San Francisco de Popayán por 25 años, quien dejó una huella indeleble en la educación en el departamento y el país, por su entrega y servicio, hoy gozando de su muy merecida pensión de jubilación.

DANILO REINALDO VIVAS RAMOS – DRVR: Profesor Edelberto, puede usted decirles a nuestros lectores: Quién es Edelberto Cancelado.?

EDELBERTO CANCELADO BELTRÁN – ECB: Vengo de una familia humilde, comerciante, crecí en el campo, soy de Guadalupe – Santander, siendo el mayor de 8 hijos. Esto implicaba una serie de responsabilidades desde niño lo que me dio una cercanía a mis padres quienes inculcaron el amor al estudio, especialmente mi mamá, una matrona santandereana de mediados del siglo XX, con todo lo que eso implicaba.

Como anoté, mi familia era comerciante y entonces yo ayudaba a atender el negocio en el pueblo e incluso tuve que abandonar los estudios de secundaria en algún momento para poder hacerle frente a las responsabilidades familiares y que mis hermanos y hermanas pudieran educarse. Gracias a estas circunstancias pude adquirir los valores de cumplimiento, honradez, trabajo y entrega, los cuales considero que son fundamentales en el perfil personal y profesional de cualquier educador.

DRVR: ¿Cómo surgió en usted o que lo motivó a tomar el camino profesional en el ámbito educativo?

ECB: Al retornar a mis estudios de secundaria, la opción que en ese momento se me abrió fue el ingreso a una Normal Rural, en Somondoco – Boyacá, teniendo mi primer encuentro con la idea de ser educador, por la naturaleza del colegio. Al estudiar dos años ahí, me nace la inquietud vocacional lo que me llevó a ingresar a la Normal Superior “Nuestra Señora del Buen Suceso” en Nemocón – Cundinamarca. Con esta experiencia docente pude ir a Bogotá y empezar a dar mis primeros pasos como formador, lo cual complementé con mis posteriores estudios de Licenciatura en Ciencias Sociales y Económicas en la Universidad Libre, allí en Bogotá; a la vez que trabajaba en el Gimnasio Boyacá

De tal manera que puedo decir que fue un camino que, si bien empezó por una coincidencia, o azar, era el camino que tenía deparado sin yo saberlo, y lo que me dio la satisfacción de realizarme como persona. Sin embargo, este camino no se hizo solo, en un momento de duda e incertidumbre fue Ruth, mi esposa, quien me apoyó para poder continuar con los estudios universitarios a través del ICETEX, de lo contrario me hubiera quedado trabajando para solucionar las urgencias de lo inmediato.

DRVR: Háblenos un poco sobre su formación académica.

ECB: Si bien ya hablé de mis estudios de Bachillerato en las Normales, debo decir ahora que mi mamá me sacó a Bogotá para terminar la primaria a la edad de 11 años, en el Colegio Jordán de Sajonia de los Frailes Dominicos, e inicié el bachillerato en el Colegio León XIII de los Padres Salesianos, donde hice los dos primeros años, luego me retiré como ya lo dije para regresar a Guadalupe a atender el negocio y luego inicié el camino de las Escuelas Normales que ya comenté.

En 1967, inicié los estudios de Licenciatura en la Libre, en la jornada nocturna para poder trabajar en el día y poder entonces cubrir los gastos familiares. De esos años recuerdo que fuimos de los primeros estudiantes de la Universidad Libre en la zona de Bosque Popular en Bogotá, alejada de la tradicional zona del Centro en la Candelaria, en una ciudad no muy interconectada, con pocas vías y menos para esa nueva zona de desarrollo urbano, lo que implicaba un esfuerzo extra para poder desplazarme desde el trabajo hacia la Universidad y luego hasta la casa, llegando casi a medianoche para retomar al siguiente día.

Siendo Rector del San Francisco, decidí complementar mi formación con una Maestría en la Universidad Javeriana de Cali, en evaluación y currículo. Vale la pena decir que, para ese momento, comienzos de los años 90 del siglo pasado, los programas de maestría en el país no estaban tan extendidos como hoy en día y era poca la oferta y en pocas instituciones. Mi opción siempre fue por la Maestría en Evaluación y Currículo, sin embargo, cuando me presenté a la Universidad en Cali, el Rector de la Javeriana me preguntó que por qué no hacía la Maestría en Administración Educativa ya que era Rector de un colegio, a lo cual le respondí: si el colegio hasta ahora marcha bien en términos administrativos, es mejor ampliar mi formación en la parte académica para poder entender mejor el proceso educativo tanto para profesores como para estudiantes.

A lo largo de esos años, puedo decir que la educación tuvo muchos cambios. Se pasó de una educación bastante rígida, estricta donde los estudiantes perdían mucho los años, a una educación de promoción automática, donde se buscaba que el estudiante adquiriera los conocimientos necesarios, pero que no tuviera que repetir los años. Al principio fue desconcertante para los docentes quienes vieron en este cambio una forma de relajar la educación y “regalar” los años, y el estudiante pensaba que entonces no podía de ninguna manera perder una materia. Sin embargo, no era así, se trataba de buscar mecanismos de evaluación que llevaran a la reflexión crítica y al análisis, en vez de premiar la memorización que llevaba a que el proceso educativo tuviera algunos vacíos.

Siempre tuve en mente que el Real Colegio San Francisco de Asís, fuera el mejor de Popayán y del Cauca, y que llegara a ser uno de los mejores de Colombia. Para lograr este objetivo, desde la rectoría se buscó, en primer lugar, seleccionar el mejor cuerpo docente posible, para que el estudiante tuviera los mejores referentes académicos; en segundo lugar, a esta parte académica se le complementaba con el deporte para desarrollar el liderazgo necesario y la sana competencia que añadiera otras cualidades al estudiante franciscano que no pudieran darse en el salón de clase, sino en el espacio de la formación física, y finalmente, se estimulaban los espacios culturales que nos daban el perfil de un estudiante íntegro, intelectualmente sobresaliente, físicamente hábil y culturalmente desarrollado, lo que puedo decir que era el aporte del Colegio San Francisco a la sociedad caucana.

Como resultado se obtuvieron varios premios a nivel nacional como el mejor ICFES del Cauca y se ganaron becas Ecopetrol, lo cual abrió muchas puertas a los estudiantes para ingresar a la Universidad del Cauca. En el campo deportivo se sobresalió en baloncesto, fútbol, atletismo y voleibol, ganando varios premios a nivel municipal, departamental y nacional. En el campo cultural, se promovieron los “juglares”, un concurso de canto entre los colegios de Popayán y el Cauca, se formó un grupo coral que a lo largo de su trayectoria ganó diferentes premios y acompañó en algún momento a las procesiones de Semana Santa con sus cantos, junto con la Banda de Guerra, la cual se convirtió en un baluarte para las celebraciones más significativas de Popayán y participó en varios concursos nacionales. Finalmente, puedo decir que nuestro grupo de teatro se fue consolidando, llegando a representar al Colegio y a Popayán en diferentes espacios interdepartamentales.

Todas estas actividades tenían como eje central la férrea formación académica que los profesores proveían y que impactaba en estas actividades extracurriculares. De tal manera, tuvimos la fortuna de tener siempre una gran demanda por cupos estudiantiles.

DRVR: Háblenos un poco de su vida personal y como ha logrado armonizarla con las exigentes responsabilidades que tuvo como profesional de la educación y la administración educativa.

ECB: El 28 de diciembre de 1972 llegué a Popayán, ya que fui designado profesor de Ciencias Sociales del Liceo Nacional Alejandro de Humboldt, y debía presentarme el 8 de enero de 1973. Tenía el día disponible, ya que mi jornada era nocturna, y entonces me vinculé con el sindicato de docentes, llegando a la Junta Directiva Nacional, a la vez que pude buscar otro trabajo en colegios privados y así llegué al San Francisco en 1975 cuyo rector en ese momento era el Presbítero Jorge Ocampo Jaramillo. Aprovecho para contar que ya que a este padre le apodaban “cocodrilo” se generalizó este apelativo para los estudiantes del colegio y que luego permitió la creación de nuestra mascota.

Puedo decir que le debo todo a Popayán, es la ciudad que me acogió, que me posibilitó desarrollarme profesionalmente, que me permitió formar a mis hijos y sentir que hice una labor significativa con mi vida. Siempre estaré profundamente agradecido con la ciudad, con la gente que me rodeó y apoyó a lo largo de todos estos años, con quienes pude desarrollar esta obra.

Popayán me brindó un ambiente de camaradería, lo que me permitió dedicarme al deporte, específicamente al voleibol y al baloncesto, que se convirtieron en grandes pasatiempos. A nivel más privado disfruto mucho de la lectura a la cual me he podido dedicar en estos años de retiro.

DRVR: ¿Cómo llegó y qué significó para usted ser rector del Real Colegio San Francisco de Asís, una de las instituciones de educación media más importantes de Popayán?

ECB: En 1975 llegué al Colegio como profesor de sociales, en 1976 fui designado como Vicerrector por parte del Padre Ocampo, y en 1980, cuando la comunidad vicentina se retiraba de la dirección del colegio, el padre me propuso como rector, propuesta que la Junta Directiva de la Fundación Real Colegio San Francisco de Asís, acogió y entonces en diciembre de 1980 me designaron como rector a partir de enero de 1981, cargo que ejercí hasta junio de 2005. Por eso puedo decir que si tuve un mentor y un apoyo inicial para esta empresa de la rectoría fue el Padre Jorge Ocampo.

En esos años tuve importantes retos, quizás el más desafiante fue el terremoto de 1983, que afectó ampliamente la planta física del Colegio y tuvimos que terminar el año lectivo en la Normal de Varones José Eusebio Caro, ya que el rector Marcos Gaviria me cedió la jornada de la tarde para esto, mientras se arreglaba la sede del Colegio. Por este gesto siempre estaré agradecido con la Normal de Varones y con Marcos, su rector del momento. Los otros retos fueron los normales de la educación, los cambios que se dieron y que ya he comentado, pero que asumí con una filosofía de liderazgo basada en la entrega y el servicio, así como con el trabajo en equipo.

Siempre, desde su fundación por la Compañía de Jesús en el siglo XVII, el Colegio, así con C mayúscula, ha tenido grandes desafíos históricos y no podíamos ser menores a la grandeza que siempre tuvo, por tal motivo, quise hacer del servicio y la hermandad, nuestro lema, el norte de todo lo que se hacía. Esa filosofía de entrega es la que permitió que el San Francisco de Asís en esta etapa lograra el éxito que tuvo.

Por tal motivo, puedo decir que se cumplieron con creces todas las expectativas que tenía, porque siempre se tuvo en cuenta a los diferentes estamentos: profesores, estudiantes y padres de familia, quienes formaron el comité del proyecto educativo institucional, y aportaban con sus ideas y esfuerzo. Por supuesto, nada hubiera sido posible sin el decidido apoyo y confianza que siempre tuve de la Junta Directiva de la Fundación.

Esta fórmula de comunidad nos permitió adaptarnos a los cambios, a incorporar un currículo novedoso que siempre tuviera en cuenta el equilibrio entre lo tecnológico y lo humano, para poder ir a la vanguardia, pero siempre para servir mejor. Esta visión nos llevó a que se crearan el prescolar y la primaria, ya que en la época del Padre Ocampo, solamente existía el bachillerato y una escuela primaria que era oficial, hoy llamada Antonio García Paredes.

DRVR: Los tiempos actuales nos enfrentan a retos importantes: El papel de la educación católica, la Inteligencia Artificial y el futuro de la educación en Colombia, desde su vasta experiencia y conocimientos denos una opinión sobre estos trascendentales aspectos.

ECB: Desde que llegué a la rectoría fui designado como presidente regional de la Confederación Nacional Católica de Educación (CONACED) en el Cauca, cuyo fin era mantener la filosofía de la educación católica y el alto nivel académico, no solo de los colegios privados, sino también de algunos colegios públicos que logré sumar a este esfuerzo, luego en el período 2000 – 2001, estuve en la Junta Directiva nacional. Desde este eje institucional se buscaba la reproducción de valores católicos como los ya señalados de servicio y de excelencia, que impactaran a la sociedad, tanto en el departamento, como luego a nivel nacional.

Sin lugar a dudas la educación enfrenta desafíos profundos, quizás más de los que vi cuando era rector, pero que ya vislumbraba por la rapidez de la penetración de la tecnología en la educación y que nos obligaba a pensar cómo introducir de manera satisfactoria estos cambios sin afectar la esencia de nuestra filosofía educativa. Las tecnologías de vanguardia que vemos hoy compelen a pensar que el conocimiento ya no se produce de las formas tradicionales y clásicas, sino que una máquina ya piensa por el estudiante, lo que hace que el docente tenga el reto de saber cómo utilizar estas herramientas de inteligencia artificial, porque eso son, herramientas que bien usadas, como todo, pueden dar excelentes resultados.

Los educadores hoy en día deben mantenerse actualizados en todas estas tecnologías, deben saber cómo adaptarlas al aula y lo más importante, deben saber cómo enseñarle al estudiante su uso de manera ética para recomponer una sociedad colombiana que necesita urgentemente nuevas y refrescantes visiones de futuro.

DRVR: Entrando en la parte final de la entrevista qué reflexiones y/o recomendaciones podría brindarle a las presentes y futuras generaciones sobre su vida que ha estado asida fuertemente a la entrega y al servicio, lo que ha hecho que usted este en la mente y en el corazón de quienes le conocieron en sus diferentes facetas de su vida.?

ECB: Puedo decir con satisfacción que cumplí mi labor como profesional, como educador y padre de familia. No creo que hubiera hecho nada diferente, de ser así no podría estar relatando estas pequeñas memorias que en retrospectiva me permiten ver la riqueza de todo lo que se hizo.

El principal aprendizaje es el del servicio a los demás, desde donde uno esté, en eso debe gastarse la vida, a eso hay que dedicarse. Soy un convencido de que si eso es el foco, todo sale siempre bien.

A los nuevos líderes educativos puedo decirles que hay que dedicarse a la labor con el único interés de hacer el mejor bien posible, en el momento en que las intenciones son personalistas, con miras a lograr algún tipo de interés oscuro, se está desviando la labor del educador.

DRVR: Profesor Edelberto, ¿hay algo más que le gustaría compartir o algún mensaje final que quisiera dirigir a quienes conocerán su historia a través de esta entrevista?

ECB: Quiero agradecerles a todas las personas que estuvieron a lo largo de estos años de rectoría.

A la Junta Directiva de la Fundación Real Colegio San Francisco de Asís por su apoyo y por su confianza. Particularmente al Doctor Julio Arboleda, al Doctor Antonio José Iragorri y a la Señora Clemencia Cajiao de Velasco.

A todo el personal docente, administrativo y de servicios por su labor y entrega a lo largo de los 25 años de rectoría.

A los padres de familia por su confianza y acompañamiento en la construcción de este proyecto.

A los estudiantes de quienes me siento orgulloso por lo que lograron en sus vidas teniendo como base la formación del Real Colegio San Francisco de Asís.

A mi familia por el constante apoyo.

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