Un reciente informe de Tax Foundation revela que el sistema tributario de Colombia es el menos competitivo entre los países de la OCDE. Los expertos señalan que la complejidad y la falta de incentivos fiscales adecuados afectan negativamente al crecimiento económico.
Por: Alejandro Zúñiga Bolívar, El Liberal.
El sistema tributario colombiano ha sido señalado como el menos competitivo entre los países miembros de la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos (OCDE), según un reciente informe elaborado por el centro de estudios Tax Foundation. Este análisis ha puesto de manifiesto las profundas deficiencias de Colombia en términos de eficiencia y simplicidad tributaria, afectando directamente la competitividad económica del país.
El informe mide la capacidad de los sistemas fiscales para incentivar el crecimiento económico y promover la inversión extranjera, al mismo tiempo que aseguran una recaudación adecuada de impuestos. En este sentido, Colombia ha quedado en la última posición de la lista de los países evaluados, destacando por su complejidad fiscal, la alta carga tributaria y la falta de incentivos claros para las empresas y emprendedores.
Un sistema complicado y costoso
Una de las razones principales para el mal desempeño de Colombia en este índice es la complejidad del sistema tributario. A diferencia de otros países, donde el pago de impuestos es un proceso relativamente sencillo, en Colombia los contribuyentes, tanto empresas como ciudadanos, enfrentan un proceso largo y tedioso. El informe de Tax Foundation subraya que la gran cantidad de normas y regulaciones vigentes hace que el cumplimiento tributario sea una tarea costosa en tiempo y recursos.
Este panorama desalentador ha sido confirmado por empresarios locales y expertos tributarios, quienes critican que la falta de claridad en las reglas del juego desincentiva la inversión. Las empresas, en lugar de concentrarse en el desarrollo de sus actividades productivas, destinan importantes recursos a cumplir con las obligaciones fiscales, afectando su capacidad de crecer y competir en mercados globales.
Una carga tributaria elevada
Otro de los aspectos que coloca a Colombia en el último lugar del ranking es la alta carga tributaria. Aunque en muchos países de la OCDE existen impuestos elevados, estos se acompañan de beneficios y deducciones que incentivan la inversión. Sin embargo, en Colombia, los impuestos sobre la renta de las empresas y el IVA (Impuesto al Valor Agregado) son considerados de los más altos en la región, y las deducciones fiscales son limitadas o difíciles de acceder.
El informe señala que la tasa efectiva de tributación en Colombia es considerablemente más alta que el promedio de los países de la OCDE, lo que implica que las empresas deben pagar un porcentaje significativo de sus ingresos en impuestos, limitando así su capacidad de reinversión en innovación, tecnología y expansión.
Falta de incentivos fiscales
El estudio también indica que Colombia carece de incentivos fiscales efectivos que promuevan la creación de nuevas empresas o el ingreso de inversión extranjera directa. En otros países, como Irlanda o Estonia, se han implementado mecanismos fiscales que simplifican el pago de impuestos y ofrecen beneficios significativos a empresas que invierten en el país, como menores tasas para reinvertir utilidades o exenciones en sectores estratégicos.
En contraste, en Colombia, las pocas medidas que existen para aliviar la carga tributaria no resultan suficientes ni están claramente definidas, lo que genera incertidumbre y hace que tanto empresarios locales como inversionistas extranjeros piensen dos veces antes de realizar grandes proyectos en el país.
Comparación con otros países de la OCDE
El informe de Tax Foundation pone en evidencia que muchos países de la OCDE han adoptado reformas significativas en sus sistemas tributarios para hacerlos más competitivos, mientras que Colombia ha quedado rezagada en esta materia. Por ejemplo, en países como Nueva Zelanda o Suiza, los sistemas fiscales son simples y permiten un cumplimiento rápido, con tasas impositivas moderadas y claras. Estos países han encontrado un balance entre una eficiente recaudación de impuestos y la promoción del crecimiento económico, algo que Colombia todavía no ha logrado.
Incluso naciones de América Latina, como Chile y México, han implementado reformas que les permiten estar en una mejor posición que Colombia en este ranking. En estos países, se han creado mecanismos para que los emprendedores puedan acceder a beneficios tributarios en los primeros años de operación, lo que facilita la creación de nuevas empresas.
¿Qué debe hacer Colombia?
Los expertos en política fiscal coinciden en que Colombia debe emprender una reforma tributaria integral si desea mejorar su competitividad. Esta reforma no debe centrarse únicamente en aumentar la recaudación, como ha sucedido en intentos anteriores, sino que debe enfocarse en simplificar el sistema y ofrecer incentivos claros a las empresas para fomentar la inversión y la creación de empleo.
Alejandro Mesa, economista de la Universidad de los Andes, señala que “un sistema tributario competitivo no solo debe garantizar una recaudación suficiente para las necesidades del Estado, sino que también debe ser un catalizador del crecimiento económico. En Colombia, esto no está ocurriendo. Por el contrario, la elevada carga tributaria y la complejidad del sistema están frenando el crecimiento empresarial”.
Los empresarios, por su parte, piden medidas concretas que les permitan operar de manera más eficiente, con reglas claras y una carga tributaria que no sea asfixiante. De no hacer los ajustes necesarios, advierten que Colombia podría seguir perdiendo terreno frente a otros países de la región en cuanto a atracción de inversión y desarrollo empresarial.
El informe de Tax Foundation no deja lugar a dudas: Colombia está en el último lugar en términos de competitividad tributaria en la OCDE. Este es un llamado de atención para el país, que necesita urgentemente simplificar su sistema fiscal y ofrecer incentivos que promuevan el crecimiento económico. Sin estas reformas, la inversión y la creación de empleo seguirán estancadas, limitando el desarrollo económico del país.
Una reforma tributaria orientada a la competitividad no solo beneficiaría a las empresas, sino que también mejoraría la calidad de vida de los ciudadanos, generando más empleos y permitiendo que el país se desarrolle de manera más sostenida en el contexto internacional.