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Alcohólicos Anónimos: resistir a la adicción (parte II)

Walter Escobar pertenece a “12 de octubre”, un grupo de Alcohólicos Anónimos de la ciudad de Popayán. Hace 28 años Walter tocó fondo en aquella adicción que lo llevó a descuidar su vida y a reconocer que podía recuperarse a través del apoyo con otras personas.

El alcohol es una burbuja que encierra soledad y tristeza.Ilustración:Juliana Cerón

Escrito por: Juliana Cerónjulianaceron@unicauca.edu.co

*Especial Co.marca/Alianza el Nuevo Liberal

Descenso

Siempre estuve bebiendo. Yo comencé a beber a la edad de los 16 años. No era un alcohólico empedernido, pero como todos los alcohólicos empezamos de a poco y vamos ascendiendo. Empecé en el colegio, comprábamos una media entre 5 y 6 compañeritos del INEM y tomábamos en la cancha y así en diferentes partes. Luego, como el licor es progresivo, yo fui avanzando sin darme cuenta.

A raíz de todo esto, del alcance que tuvo el licor en mí, me llevé muchas cosas por delante: perdí muchas oportunidades, no terminé mi bachillerato… lo terminé nocturno. Estuve en un trabajo muy importante de la Alcaldía, pero lo perdí por alcohólico, yo tendría como 21 años y me echaron por borrachín. Conocí la droga, conocí otras sustancias, consumí marihuana, basuco y perico.

Una de las circunstancias por las cuales recurrí al alcohol fue porque yo era muy miedoso y muy tímido. El temor a enfrentar la vida me llevó a eso, porque, digamos, uno como muchacho iba a una fiesta, le daba miedo bailar, entonces tomaba como para sentirse más fuerte. A mí me daba miedo hablar en público, enfrentar ciertas situaciones, pero al ingerir una copa de alcohol, me sentía más hombre y fuertecito.

Para mí el alcohol significaba seguridad, fuerza, un apoyo, como un escape. Yo decía: “me siento bien al ingerir alcohol, no necesito nada más”, pero la realidad era otra.

Catarsis

El tocar fondo para mí fue ver que ya estaba en la droga, inclusive, ya estaba consumiendo en seco, es decir, no necesitaba licor para consumir, me di cuenta que estaba en la ruina y que prácticamente iba hacia al abismo.

Era un sentimiento de frustración ver todos mis sueños irse por el caño, porque yo era un joven estudiante, pertenecía a La Pastoral Juvenil, entrenaba 100 metros planos, era deportista y fuera de eso jugaba más cosas. Cuando menos acordé, estaba en una esquina bebiendo con un poco de personas que no me llevaban a ninguna parte.

Entonces dije, estando en una cama toda maluca, en un colchón feo y sin plata:

—No, ¿qué está pasando con vos? Mira a tus hermanos, mira a tu familia, la buena familia que tenés, ¿qué es lo que pensás de la vida?

Eso me hizo recapacitar y reaccionar. Para mí también fue duro ver que mis amistades salían adelante a estudiar y todo, mientras yo era de los que se dice “la oveja negra”, tanto de la familia como de los amigos. Creo que el sufrimiento de mi familia y los consejos de ellos también fueron importantes para que dejara de beber.

Tenía yo 35 años cuando entré a la comunidad de Alcohólicos Anónimos y desde entonces hasta, la fecha ya son más de 28 años en la lucha. Lo que he logrado es muchísimo, diría yo, porque me liberé totalmente del sufrimiento, me liberé de dependencias, me liberé de muchas cosas.

12 de octubre

Me habían dicho de qué se trataba Alcohólicos Anónimos y llegué al sitio. Gracias a Dios quedaba a tres cuadras de mi casa. Dieron una charla de bienvenida, ellos le llamaron una charla de inducción. Me hablaron del programa de las 24 horas, de la primera copa y todas esas cosas. Para mis adentros comprendí que no perdía nada y, al pasar de los días, me di cuenta que mi forma de pensar estaba cambiando.

“12 de octubre” siempre estuvo ahí desde el principio. Yo dejé de beber un 28 de agosto de 1995 a los dos años de entrar en la universidad a estudiar psicología. Hice un año de esta carrera, al ver que no tenía respuestas para mí, me entregué de fondo a la literatura de Alcohólicos Anónimos y supe que aprendía mucho más que en la universidad y que podía pasar un mensaje para ayudar a mucha más gente.

También sucedió que alguien por allí habló de un programa de Estados Unidos para difundir la palabra de Alcohólicos Anónimos. De forma que, un día me agarré a hacer documentos para pedir una cita en la embajada y presentarme a la misma. Me dieron la visa en el año 1999, yo viajé a los Estados Unidos, me quedé 14 años y, con la gracia de Dios, nunca consumí alcohol por allá jamás. Yo viví en Massachusetts, Nueva York y Miami.

Siempre en mi cabeza estaba la vaina de que no podía beber, porque el licor había causado demasiado daño en mí. Trabajé arreglando techos, lavando baños, lavando platos; mejor dicho, uno tiene que trabajar en lo que salga y como buen colombiano nos enfrentamos a lo que sea, somos responsables.

Estaba completamente solo, a veces sentía la necesidad de consumir alcohol porque extrañaba a mi familia. Sin embargo, me contuve y fue más mi fuerza de voluntad. Allá algunas personas me apoyaron para no recaer, estuve en grupos de habla hispana y me dio resultado ocuparme.

Volver

En el lapso de los 14 años que estuve por fuera del país murió mi madre y no pude estar ni en la enfermedad, ni en el entierro. Luego enfermó mi padre y él dijo estas palabras: “Si este no fue capaz de venir a la muerte de la madre, mucho menos va a venir a la muerte mía”. Eso me dolió mucho, me pegó fuerte y por eso hice mis vueltas y me vine.

Llegué en octubre y mi padre murió en noviembre, alcancé a estar un mes con él. Ya no quise regresar, me quedé acá en Colombia y me entregué de lleno al programa. Me gusta trabajar en el programa, me gusta ayudar a mucha gente y trabajo gratis. Trato de explicarle a la gente qué es Alcohólicos Anónimos.

Somos una comunidad de personas que nos reunimos para compartir nuestras experiencias, las cuales nos dan la fortaleza para comprender que el alcoholismo es un mal amigo y que no debemos recaer en ese flagelo. La política básica de Alcohólicos Anónimos es ayudar al alcohólico que aún sufre y llevar ese mensaje.

Yo coordino las reuniones, donde nos sentamos en mesa redonda y contamos nuestras experiencias. Hablando me siento bien, porque sé que en el fondo a muchos les puede servir mi testimonio de vida. Pude haber hecho muchas cosas, incluso pensé que podía ser un gran magistrado, pero me dejé llevar. Así que regalo mi punto de vista para que la vida no se deje pasar por el alcoholismo.

El alcoholismo, sin duda, es una enfermedad y no lo decimos solo nosotros, sino la Organización Mundial de la Salud. ¿Y por qué? Ellos se basan en las estadísticas. Hoy en día de cada 100 personas 30 son alcohólicas. Pero lo que más me duele es que hay niños consumiendo todo tipo de sustancias.

Dentro de Alcohólicos Anónimos trabajamos el plan de las 24 horas, es decir, saber que yo soy dueño del hoy solamente, el ayer ya pasó, no puedo hacer nada por cambiarlo, ya consumí en el pasado, pero en el hoy no consumo porque ya sé de dónde vengo, ya sé todo lo que perdí, ya sé todo el daño que le hice a mi familia, a la sociedad, a mucha gente, entonces yo sé que no debo consumir alcohol, que no debo volver, porque la vida de hoy para mí es muy placentera, entonces si vivo feliz y estoy totalmente realizado dentro de la vida, debo alejar lo que me hace daño.

El hoy

Pasé de ser un cero a la izquierda a sentirme realizado. No es que me jacte, sino que es la sensación de verse a uno en el espejo y saber que se ha superado mucho dolor y mucha angustia.

Hoy en día trabajo como artesano, no me quejo, es algo que me ha permitido viajar y pagar mis impuestos. Vivo con mis hermanos en una casa grande, ellos tienen sus familias y eso es muy bonito. De alguna manera, mi proceso de sanación es algo que también les ha ayudado a ellos y a nosotros como familia.

Sobre todo he comprendido que mi filosofía de vida es ayudar a través de Alcohólicos Anónimos, porque al asistir a las reuniones tengo la certeza de que soy escuchado, soy valorado por personas que viven situaciones iguales o peores que la mía, pero que ahí están con una sonrisa, con mucha incertidumbre ante el futuro, pero con mucha confianza en el presente.

*Co.marca es el Laboratorio de Medios Periodísticos del programa de Comunicación Social de la Universidad del Cauca.

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