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Un regreso a clases con buenas noticias

Por: Alejandro Zúñiga Bolívar, El Liberal.

Mañana, las aulas volverán a llenarse con el bullicio característico de estudiantes emocionados y profesores comprometidos. Es un regreso a clases especial, pues trae consigo una noticia que merece ser celebrada: este año, 3227 niños que el año pasado no fueron beneficiarios del Programa de Alimentación Escolar (PAE) podrán acceder a este beneficio tan crucial.

El PAE, para quienes no lo conocen en detalle, es un programa diseñado para garantizar la alimentación de los estudiantes durante su jornada escolar. No se trata sólo de servir comidas; es un instrumento clave para enfrentar uno de los mayores desafíos de nuestra sociedad: la inequidad estructural que surge de la pobreza. Está comprobado que una buena alimentación en la primera infancia y durante el proceso educativo es determinante para el desarrollo integral de los niños. Un niño bien nutrido no solo tiene más energía y salud, sino también mayores oportunidades para aprender, crecer y soñar con un futuro mejor.

Por el contrario, la desnutrición infantil pone en riesgo su desarrollo físico y cognitivo, afectando su capacidad de competir en igualdad de condiciones con sus pares. En un país como el nuestro, donde los niveles de pobreza estructural siguen siendo preocupantes, el PAE no es un lujo ni un complemento, sino una herramienta indispensable para romper ciclos de desigualdad.

Por eso, que más niños en nuestra ciudad accedan a este programa es una excelente noticia. Es un motivo para celebrar, sí, pero también un recordatorio de los retos que persisten. A pesar de este avance, solo el 63% de los estudiantes estarán cobijados por el PAE este año. Esto significa que aún hay niños que no recibirán el apoyo alimenticio que necesitan para su desarrollo integral.

Es difícil imaginar la frustración de aquellos estudiantes y familias que, al ver a sus compañeros beneficiados, no encuentran consuelo en saber que ellos también lo necesitan, pero no fueron incluidos. Es un desafío que debemos enfrentar con seriedad, porque garantizar la igualdad de oportunidades pasa, en gran medida, por asegurar que todos los niños tengan acceso a una alimentación adecuada.

El objetivo debe ser ambicioso: lograr el 100% de cobertura. Y no solo eso, también debemos trabajar para que el programa sea eficiente, transparente y de la más alta calidad. La alimentación no puede verse como un gasto, sino como una inversión en el futuro de nuestros niños y de nuestra sociedad.

Mañana, con el inicio de las clases, la ciudad da un paso adelante, pero aún quedan muchos por dar. Que este sea el inicio de un año en el que las oportunidades de nuestros niños se multipliquen y en el que sigamos construyendo juntos un futuro más equitativo.

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