Por: Alejandro Zúñiga Bolívar, El Liberal.
El debate sobre la ordenanza que pretende regular las nuevas reglas de recaudo de la estampilla Universidad del Cauca no debe ser un trámite más. La magnitud de esta decisión exige una socialización profunda y transparente, que involucre a todos los estamentos de la Universidad del Cauca. No estamos hablando únicamente de una cifra o un porcentaje, sino del futuro financiero de una institución que ha sido el corazón académico de nuestra región.
Es esencial que la Gobernación del Cauca disponga de espacios en los que explique detalladamente los motivos y argumentos detrás de la tarifa propuesta. Este no puede ser un proceso unilateral; por el contrario, debe abrirse un diálogo amplio donde todas las voces sean escuchadas. La Universidad, por su parte, tiene el derecho y el deber de mostrar con claridad en qué y cómo se han invertido los recursos provenientes de la estampilla hasta ahora. Esa rendición de cuentas debe ser una herramienta que permita a los ciudadanos y a los diputados del departamento evaluar los beneficios y retos de la inversión en la educación pública.
Todos los involucrados en este proceso deben estar en disposición de construir y dialogar. Que algunos estudiantes aleguen una violación a la autonomía universitaria ante los requerimientos de información que pudiera hacer la asamblea departamental es un error. No solo porque es legítimo que la asamblea esté interesada en saber en qué y cómo se han invertido los recursos públicos que ellos regulan, sino porque es una oportunidad de oro para poner sobre la mesa lo realmente importante: la estampilla es un mecanismo útil para transformar realidades, y para saberlo, es necesario verlas y explicarlas. La autonomía universitaria no implica sumir en la oscuridad el debate ni hacer actos de fe.
Pero esta socialización no debe quedarse en una simple exposición de argumentos. Es necesario que los diputados, como mediadores naturales de este proceso, garanticen un entorno en el que se promueva la concertación. Este momento debe ser una oportunidad para encontrar puntos en común, corregir lo que sea necesario y, sobre todo, construir colectivamente una ordenanza que responda a las realidades y necesidades tanto de la Universidad como del Cauca en general.
No podemos permitir que un tema tan crucial sea decidido sin el debido análisis y la participación de todos los sectores involucrados. Es hora de abrir la puerta a un debate más amplio y colaborativo, donde la transparencia y el diálogo sean las bases para construir una solución que beneficie a todos.
