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La música como instrumento de paz: el legado de la Corporación Festival de Música de Popayán

Por: Alejandro Zúñiga Bolívar, El Liberal.

En una tierra marcada por las cicatrices de la guerra y las divisiones, la música emerge como un bálsamo para el alma, capaz de curar las heridas más profundas y de tender puentes allí donde otros intentan levantar muros. En el Cauca, la Corporación Festival de Música de Popayán se ha convertido en un faro de esperanza, demostrando que la paz no solo se construye desde las instituciones, sino también desde los escenarios, los acordes y las melodías que unen corazones.

La Semana Sinfónica y el Festival de Música Religiosa de Popayán son testimonios de un compromiso sostenido con la cultura y la convivencia. Ambos eventos no solo destacan por su calidad artística, sino también por su capacidad de integrar a personas de todas las edades, credos y orígenes. En un mundo donde las diferencias suelen convertirse en trincheras, la música logra lo impensable: que todos vibremos al unísono.

En el contexto actual del Cauca, donde las tensiones aún persisten, iniciativas como las de la Corporación son una muestra de que la cultura puede ser el arma más poderosa para transformar los territorios. No se trata solo de eventos artísticos; se trata de construir comunidad, de generar espacios donde los jóvenes encuentren en un instrumento una alternativa a la violencia, donde las familias se reúnan en torno a la belleza de un concierto y donde las notas musicales inspiren un futuro diferente.

La música tiene la virtud de trascender lo material y hablar directamente al alma. Es un lenguaje universal que no necesita traducción, que nos recuerda que, pese a las adversidades, hay razones para creer en la humanidad. En el Cauca, una región históricamente golpeada por el conflicto, la música no es un lujo, es una necesidad urgente. Es el vehículo que puede llevarnos hacia una paz duradera, esa que no solo se negocia, sino que se vive y se siente.

Por eso, es vital que la comunidad caucana mire con interés y apoye decididamente las actividades de la Corporación Festival de Música de Popayán. Estas no solo son eventos culturales, sino verdaderas acciones de paz que transforman vidas, que sustituyen las armas por instrumentos, que reemplazan el ruido del conflicto por la armonía de un coro o la profundidad de una sinfonía.

El Festival de Música Religiosa, con su larga tradición, y la Semana Sinfónica, con su enfoque innovador y educativo, son ejemplos de cómo la música puede ser un puente entre lo espiritual, lo cultural y lo social. Son una muestra de que la paz, más que un acuerdo, es un estado del alma. Y el alma, como bien lo sabe la Corporación, se alimenta de música.

Apoyar estas iniciativas no es solo un acto de gratitud por su labor; es un compromiso con un Cauca que quiere escribir un nuevo capítulo de su historia. Uno donde la música sea la protagonista y donde la paz, finalmente, encuentre su hogar.

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