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La incoherencia ambientalista de Petro: importar gas desde Qatar

Por: Alejandro Zúñiga Bolívar, El Liberal

El presidente Gustavo Petro ha intentado consolidarse como un líder mundial en la defensa del medio ambiente. Su discurso ha girado en torno a la urgencia de una transición energética, a la necesidad de descarbonizar la economía y a la importancia de frenar el uso de combustibles fósiles. Sin embargo, sus decisiones parecen ir en una dirección contraria a sus palabras. La propuesta de importar gas natural desde Qatar para suplir la necesidad energética de Colombia es un ejemplo claro de esta incoherencia.

Inicialmente, el Gobierno de Petro apostó por importar gas desde Venezuela, una estrategia que encontró su principal obstáculo en la reciente decisión de Estados Unidos de retirar las licencias que permitían transacciones con el régimen de Nicolás Maduro. Ante la inviabilidad de este proyecto, ahora se plantea traer el gas desde el otro lado del mundo, específicamente desde Qatar. Pero esta solución, lejos de ser ambientalmente responsable, ha sido duramente cuestionada por expertos en energía y sostenibilidad.

La huella de carbono del transporte de gas natural licuado (GNL) es un tema ampliamente documentado. Para ser transportado en buques metaneros, el gas debe ser licuado a temperaturas extremadamente bajas, un proceso que consume una gran cantidad de energía. Una vez en su destino, debe ser regasificado antes de ser distribuido y utilizado. Todo este proceso genera una huella ambiental comparable a la del transporte de carbón. De hecho, estudios han demostrado que el impacto ambiental del GNL importado puede ser incluso mayor al de otras fuentes de energía que el mismo Petro ha calificado como inaceptables.

Colombia cuenta con reservas de gas natural que, si bien no son inagotables, podrían ser gestionadas con estrategias más sostenibles y responsables. La exploración y producción nacional reducirían la necesidad de importar, minimizarían los costos de transporte y tendrían un menor impacto ambiental. Sin embargo, el Gobierno ha optado por frenar la exploración y explotación de nuevas reservas, lo que ha llevado al país a depender de opciones menos eficientes y más contaminantes.

El discurso ambientalista de Petro choca con la realidad de sus políticas. Mientras critica las energías fósiles y promueve la transición energética, propone una medida que contradice los principios que dice defender. Importar gas desde Qatar no solo es costoso y logísticamente complejo, sino que también representa un retroceso en términos de sostenibilidad. En este punto, la pregunta es inevitable: ¿se trata realmente de una convicción ambiental o de una narrativa conveniente?

Si el Gobierno quiere mantener su credibilidad en materia ambiental, debe replantear su estrategia energética. Apostar por el desarrollo de fuentes renovables, mejorar la eficiencia energética y gestionar adecuadamente los recursos nacionales debe ser la prioridad. La importación de gas desde Qatar, además de ser un parche temporal, demuestra una falta de planificación y una profunda incoherencia con el discurso oficial.

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