sábado, septiembre 13, 2025
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Feliz día de San Valentín

Por: Alejandro Zúñiga Bolívar, El Liberal.

San Valentín no es una tradición que haya nacido en Colombia. No tiene raíces en nuestra historia ni en nuestras costumbres más arraigadas. Y, sin embargo, cada vez es más común ver cómo las vitrinas se llenan de corazones, cómo las promociones inundan las redes sociales y cómo la fecha se convierte en un motivo de celebración para muchas parejas, familias y amigos.

Pero más allá del componente comercial y de la influencia cultural que nos llega de otros países, hay algo que no podemos ignorar: cualquier excusa es buena para recordar lo importante que es expresar el cariño, demostrar el afecto y fortalecer los lazos que nos unen a los demás.

San Valentín, entonces, puede ser mucho más que una celebración ajena adoptada con fines comerciales. Puede ser una oportunidad para detenernos un momento en medio del ritmo acelerado de la vida y pensar en aquellas personas que hacen parte de nuestra historia. Porque el amor no es solo el que existe entre parejas. Está en la familia, en los amigos, en quienes han estado para nosotros en los momentos más difíciles y en aquellos con quienes compartimos alegrías, sueños y proyectos.

Por eso, hoy no se trata únicamente de chocolates y flores. Se trata de reconocer y agradecer. De decirle a quienes nos han dado la vida, a nuestros padres, cuánto los valoramos. De recordarles a nuestros amigos que su compañía es un regalo. De tener un gesto sincero con quienes han estado a nuestro lado en los buenos y malos momentos.

Pero si vamos a celebrar el amor, hagámoslo bien. Porque, desafortunadamente, hay fechas que deberían ser símbolo de afecto y terminan convirtiéndose en pretextos para la violencia, el abuso y la discordia.

Cada año, durante las festividades que involucran encuentros sociales, aumenta el número de riñas, accidentes y episodios de violencia. La celebración, muchas veces acompañada de alcohol, deja de ser un espacio de alegría y se convierte en un detonante de conflictos. Es paradójico que un día que debería estar dedicado al amor y a la unión termine empañado por el irrespeto, los excesos y las agresiones.

No podemos permitir que esto suceda. El amor no es control, no es posesión, no es dependencia. El amor no se grita, no se impone, no duele. Si hay que celebrar el afecto, hagámoslo con respeto. Si hay que demostrar cariño, que sea de manera sana.

San Valentín puede ser la excusa perfecta para reflexionar sobre cómo vivimos nuestras relaciones. No se trata solo de regalar algo material, sino de dar tiempo, de ser detallistas con acciones, de escuchar, de compartir. De valorar a quienes tenemos cerca y demostrarlo con hechos, no solo con palabras.

Hoy, más que nunca, el mundo necesita más muestras de amor genuino. En un contexto donde cada día hay más divisiones, más conflictos y más desencuentros, recordar la importancia del afecto es fundamental. Pero ese amor debe ser consciente, libre de violencias, generoso en el respeto y firme en la construcción de relaciones sanas.

Así que, celebremos, sí. Pero hagámoslo bien. Que este San Valentín no sea solo una fecha más en el calendario, sino un recordatorio de que el cariño se expresa en los pequeños detalles de cada día. Y que, si de algo se trata el amor, es de construir, nunca de destruir.

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