Por: Alejandro Zúñiga Bolívar, El Liberal.
El Cauca ha sido, por años, un territorio desamparado por el Gobierno Nacional. Mientras en Bogotá se debaten estrategias de paz que nunca aterrizan en la realidad, aquí la gente vive con miedo, los corregimientos rurales caen bajo el dominio de los grupos armados y el Estado, cuando aparece, lo hace con discursos sin efectos en el mundo real. La reciente alerta de la Defensoría del Pueblo sobre la presencia del Frente Jaime Martínez en la zona rural de Popayán no es más que la confirmación de un temor latente: la violencia que desgarra al Cauca está cada vez más cerca de la capital.
Es inaceptable que el departamento se haya convertido en un escenario de disputa entre grupos ilegales mientras el Gobierno Nacional ensaya fórmulas fallidas de paz total, que no son más que treguas unilaterales aprovechadas por los armados para expandir su control. El Estado ha cedido demasiado terreno, permitiendo que los ilegales regulen la movilidad de la población, impongan normas en las comunidades y marquen presencia con retenes en las carreteras. La pregunta ya no es si el Cauca está en manos de los grupos armados, sino cuánto más territorio perderá Colombia si el Gobierno sigue actuando con la misma negligencia.
Sin embargo, en medio de este panorama de incertidumbre, hay una esperanza: la llegada del General (r) Pedro Sánchez al Ministerio de Defensa. Su nombramiento puede marcar un punto de quiebre, pero la prueba de fuego está en los hechos, no en los discursos. Evitar que el Frente Jaime Martínez y otros grupos consoliden su dominio en Popayán y recuperar el Cauca para el país es su reto más grande. Y no bastarán operativos aislados o despliegues simbólicos; lo que el Cauca necesita es una estrategia sostenida que no sólo persiga a los armados, sino que garantice seguridad efectiva a la población.
El General Sánchez tiene en sus manos la posibilidad de cambiar la historia reciente del departamento. El Cauca no puede seguir siendo el laboratorio del fracaso estatal. Es hora de que el Gobierno entienda que no hay paz posible sin autoridad, sin control territorial y sin un Estado que llegue a donde hoy mandan las armas. La recuperación del Cauca debe ser un propósito nacional y, sobre todo, un compromiso real.
Si el nuevo Ministro de Defensa logra devolver la seguridad al Cauca, si consigue que los habitantes de Popayán y sus corregimientos vuelvan a vivir sin miedo, habrá demostrado que es posible cambiar el rumbo. Pero si su gestión se limita a anuncios sin acciones concretas, la violencia seguirá avanzando, y con ella, la certeza de que el Estado ha abandonado a su gente. La historia dirá en qué lado quedará el General Sánchez: si como el hombre que recuperó el Cauca para Colombia o como otro que llegó cuando ya era demasiado tarde. Esperemos que sea lo primero.
