domingo, junio 8, 2025
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El arte urbano y las paredes blancas

Por: Alejandro Zúñiga Bolívar, El Liberal.

Popayán, conocida como la Ciudad Blanca, posee un centro histórico cuyo valor arquitectónico y cultural la distingue como una de las joyas patrimoniales de Colombia. Sin embargo, esta identidad tan especial se enfrenta a un desafío creciente: el arte urbano no regulado. En los últimos años, los grafitis y pintadas han invadido las paredes blancas de la ciudad, convirtiéndose en una expresión artística para algunos y en un acto de deterioro urbano para otros. Esta situación, lejos de resolverse, expone la incapacidad de las autoridades locales para gestionar los espacios destinados al arte urbano y, al mismo tiempo, preservar el valor patrimonial del centro histórico.

El grafiti, como forma de expresión artística, puede embellecer y resignificar espacios urbanos. Sin embargo, cuando se realiza de manera descontrolada, amenaza con deteriorar la armonía visual de una ciudad que basa gran parte de su identidad en la conservación de sus paredes blancas. Popayán no ha sido capaz de conciliar estos dos mundos: por un lado, el arte urbano como una manifestación legítima de creatividad; por otro, el compromiso con la preservación de su legado histórico y cultural. Esto no significa que el arte urbano deba ser eliminado, pero sí que requiere un enfoque ordenado y una regulación efectiva.

La falta de políticas claras y consistentes por parte de las administraciones municipales ha generado un vacío que no solo perjudica a la ciudad, sino también a los propios artistas urbanos. La ausencia de espacios designados y promovidos para el arte urbano ha empujado a muchos creadores a usar las paredes del centro histórico como lienzo, en una especie de confrontación inevitable entre tradición y modernidad. Mientras tanto, las autoridades parecen optar por medidas reactivas, como la limpieza o repintado de las paredes, acciones que, aunque necesarias, no atacan el problema de raíz.

Es urgente que Popayán desarrolle una política integral para gestionar el arte urbano de manera efectiva. Esta política debe contemplar espacios específicos para la expresión artística, fomentando la creación de murales en sectores previamente acordados, lejos del centro histórico y sus bienes de interés cultural. Al mismo tiempo, se debe reforzar el cuidado de las paredes blancas del centro histórico con medidas preventivas y sancionatorias que garanticen su preservación. Una ciudad como Popayán, que aspira a mantener su estatus como referente cultural, no puede permitirse la indiferencia frente a este problema.

El arte urbano no puede ni debe pasar por encima del reconocimiento como bien de interés cultural del centro histórico. Las paredes blancas de Popayán son un símbolo que nos conecta con nuestra historia, un recordatorio de lo que nos hace únicos. Es responsabilidad de todos, ciudadanos, artistas y autoridades, garantizar que este patrimonio sea protegido, sin deslegitimar las nuevas formas de expresión artística que buscan un espacio en nuestra ciudad. La clave está en encontrar el equilibrio y en diseñar una política que permita convivir a las tradiciones y las nuevas expresiones sin que una anule a la otra.

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