El balón comenzó a rodar y con él se activó algo más que una competencia deportiva: en Patía empezó a jugarse un proyecto de esperanza, integración y formación desde la niñez.
Delegaciones de la Cordillera del Patía, Plan del Patía, Piedra Sentada, la cabecera municipal El Bordo y equipos invitados de Rosas y Bolívar se dieron cita en una jornada marcada por el entusiasmo, la disciplina y el respeto. En la cancha no solo se disputaron goles: se forjaron valores.
La primera fecha del Festival Infantil de Fútbol, disputada en la Villa Olímpica Lalo Castillo de El Bordo, dejó claro que cuando el deporte se organiza con propósito, el impacto trasciende el resultado.
Cada jugada reflejó el sentido real del festival: niños aprendiendo a competir sanamente, a trabajar en equipo, a respetar reglas y a confiar en sus propias capacidades. Desde las gradas, padres de familia, entrenadores y comunidad acompañaron con orgullo a quienes hoy representan el semillero del deporte patiano.
Este tipo de escenarios se convierten en espacios protectores, donde la niñez encuentra rutas distintas a la calle, al ocio negativo y al riesgo social. Aquí el fútbol no es solo recreación: es formación.
El desarrollo del festival es fruto del trabajo articulado de la Alcaldía de Patía, bajo el liderazgo del alcalde Jhon Jairo Fuentes, a través de la Secretaría de Desarrollo Social y la Coordinación de Deportes, una gestión que ha entendido que el deporte no es gasto, sino inversión social.
La respuesta de la comunidad y la participación masiva de procesos deportivos del municipio confirman que cuando hay organización, el territorio responde.
La primera fecha dejó imágenes que hablan por sí solas: niños disputando el balón con ilusión, celebrando goles con alegría genuina, recibiendo instrucciones con atención. Cada camiseta representó no solo a un equipo, sino a una familia, a un barrio, a una vereda. El festival apenas comienza, pero ya deja claro que en Patía hay talento, hay disciplina y hay ganas de salir adelante a través del deporte.
Mientras el balón siga rodando en las canchas de Patía, la niñez seguirá encontrando caminos de oportunidad. Este festival no solo suma partidos al calendario: suma esperanza a un municipio que cree en su gente y en su futuro.
