
Por: Alejandro Zúñiga Bolívar
En medio de tantas noticias difíciles que a diario nos llegan del Cauca, hay momentos que brillan con una luz propia y poderosa. Este fin de semana, desde Chillán, Chile, nos llegó uno de esos destellos que levantan el ánimo y reafirman que en esta tierra hay talento, disciplina y esperanza: Nicolás Caicedo Orozco se coronó Doble Campeón Panamericano en BMX, mientras su hermano Federico Andrés alcanzó un meritorio quinto lugar en la exigente categoría crucero 13-14 años.
Detrás de estas medallas hay más que técnica y velocidad: hay jornadas enteras de entrenamiento, sacrificios familiares, sueños compartidos y una convicción inquebrantable. La familia Caicedo Orozco es testimonio vivo de lo que ocurre cuando el talento se acompaña con amor, constancia y fe. Conozco de cerca el compromiso de sus padres, su lucha silenciosa por garantizar que sus hijos tengan las condiciones necesarias para competir al más alto nivel. En ellos, como en tantos padres de deportistas anónimos, reposa una parte fundamental de estos triunfos.

No es fácil recorrer el camino del alto rendimiento siendo tan jóvenes. Menos aún cuando se vive en una región como la nuestra, donde el deporte suele librar sus propias batallas por visibilidad y apoyo. Por eso, este logro no puede pasar desapercibido. Nicolás y Federico no solo representan al Cauca y a Colombia en las pistas: nos representan a todos los que creemos que sí se puede, que desde aquí también salen campeones, que no todo está perdido.
El reto ahora es mayor. En agosto, los hermanos Caicedo Orozco competirán en el Mundial de BMX 2025 en Dinamarca. Desde ya, hacemos un llamado firme y respetuoso a Indeportes Cauca y a la Alcaldía de Popayán para que brinden el respaldo que estos talentos necesitan. No hay mejor inversión que la que se hace en el futuro de nuestra juventud, y Nicolás y Federico nos han demostrado que cada esfuerzo vale la pena.
A ellos, a sus padres, a su familia, a quienes los entrenan y acompañan, gracias. Gracias por recordarnos que desde el Cauca también se puede construir alegría, también se puede inspirar y también se puede volar alto. No desfallezcan. Sus triunfos son un bálsamo que alivia, una esperanza que renace y una historia que queremos seguir contando.
