La negativa de Colombia a recibir vuelos con migrantes deportados desde Estados Unidos desencadenó tensiones diplomáticas y comerciales entre ambos países, que, en parte, se resolvió por la rectificación hecha por el Estado Colombiano y su compromiso de recibir a los migrantes que sean deportados.
Por: Alejandro Zúñiga Bolívar
En los últimos días, Colombia y Estados Unidos atravesaron una crisis diplomática originada por la negativa del gobierno colombiano a permitir el aterrizaje de dos vuelos provenientes de Estados Unidos con migrantes colombianos deportados. Esta situación escaló rápidamente, incluso hasta el anuncio e imposición de sanciones de Estados Unidos en materia comercial y migratoria.
El conflicto se inició cuando el presidente de Colombia, Gustavo Petro, en medio de la madrugada del domingo, anunció que no autorizaría la entrada de aviones estadounidenses con migrantes colombianos deportados. Petro argumentó que Estados Unidos debía establecer un protocolo de tratamiento digno para los migrantes antes de que Colombia los recibiera. “Los Estados Unidos no pueden tratar como delincuentes a los migrantes colombianos“, afirmó el mandatario en su cuenta de X (anteriormente Twitter).
En respuesta, el presidente de Estados Unidos, Donald Trump, ordenó la imposición de aranceles del 25% a todos los productos colombianos que ingresaran al mercado estadounidense y la anulación de visas para funcionarios del gobierno colombiano. Trump justificó estas medidas señalando que la negativa de Colombia a recibir a los deportados ponía en peligro la seguridad nacional y pública de Estados Unidos.
La crisis generó diversas reacciones en el ámbito político colombiano. El expresidente Iván Duque calificó la decisión de Petro de no recibir los vuelos de deportados como un “acto de tremenda irresponsabilidad” y advirtió sobre las consecuencias económicas de las medidas sancionatorias impuestas por Estados Unidos. Por su parte, el exmandatario Juan Manuel Santos hizo un llamado a la moderación y al diálogo, señalando que las relaciones entre países socios no pueden conducirse a base de amenazas y acusaciones. Ernesto Samper, también expresidente, criticó el trato del gobierno estadounidense hacia los migrantes latinoamericanos, calificándolo de “inhumano e indigno“.
Desde el gobierno colombiano, la vicepresidenta Francia Márquez enfatizó que ser migrante no convierte a una persona en delincuente y abogó por garantizar el regreso seguro de los compatriotas al país. “Tanto el pueblo colombiano, como los latinoamericanos y estadounidenses merecen construir caminos de paz. Hoy más que nunca, debemos unirnos por el bienestar de nuestros pueblos“, afirmó Márquez.
Tras una rectificación sin condiciones de parte de Colombia, se anunció que habían superado el impasse diplomático. El canciller colombiano, Luis Gilberto Murillo, informó que Colombia seguiría recibiendo a los colombianos deportados, garantizando condiciones dignas para su retorno. “Seguiremos recibiendo a los colombianos y las colombianas que retornen en condición de deportados, garantizándoles las condiciones dignas, como ciudadanos sujetos de derechos“, declaró Murillo.
Por su parte, la Casa Blanca comunicó que Colombia había aceptado todas las condiciones del presidente Trump, incluida la aceptación sin restricciones de todos los inmigrantes ilegales de Colombia retornados desde Estados Unidos, incluidos los que lleguen en aviones militares. “El gobierno de Colombia ha acordado todas las condiciones del presidente Trump, incluida la aceptación sin restricciones de todos los inmigrantes ilegales de Colombia retornados desde Estados Unidos, incluidos los que lleguen en aviones militares, sin limitaciones ni dilación“, expresó el comunicado oficial.
Este acuerdo permitió la suspensión de las sanciones comerciales, aunque los Estados Unidos mantiene las sanciones migratorias a la espera de que se cumplan los compromisos iniciales con los primeros deportados.
La comunidad empresarial colombiana expresó su alivio ante la resolución de la crisis, destacando la importancia de mantener relaciones comerciales estables con Estados Unidos, principal socio comercial de Colombia. No obstante, algunos sectores criticaron la gestión inicial del conflicto por parte del gobierno colombiano, señalando que decisiones tomadas de manera apresurada pueden tener repercusiones negativas para el país.