lunes, julio 28, 2025
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Dialogar y no guerra absurda

El escritor Gustavo Alvares Gardeazabal en su última columna del Nuevo Liberal afirma que terroristas de Hamás cometieron “ un atropello imbécil contra un kibutz” en donde se celebraba un festival de música juvenil, matando y secuestrando absurda y locamente, pienso que de manera obsesiva y sin importarles en lo más mínimo que se trataba de seres humanos.

Es verdaderamente identificable tan estúpida torpeza, cuando precisamente masacraron gentes cuya cultura por tradición está orientada fundamentalmente por principios de solidaridad, sin discriminación alguna, con los humanos y con la naturaleza. La cultura Kibutz.

Según noticias de prensa entre los Kibutz de Israel tradicionales, están el Nir Yitzhak, Kfar Aza, Be’eri, Nahal Oz, Magen unos de los que sufrieron esta locura, que impulsó a que otro loco inhumano, Netanyahu, decidiera hacer justicia de manera indiscriminada, masacrando bebés, niños y mujeres indefensas, todos palestinos.

Todo  kibutz es una organización comunitaria agrícola de comunidades Israelíes, que cumple ni más ni menos principios equivalentes a los principios universales del cooperativismo y que los construyeron originalmente exigiéndose para ellos mismos el respeto fielmente a la equidad y a la democracia

El primer kibutz que se estableció, según alguna bibliografía, nació hacia el Lago Kinneret, o mar de Galilea, también llamado mar o lago de Tiberíades, aguas hoy de Israel. Es conveniente identificar algo que es clave como organización comunitaria con ciertas características.

Fueron 12 jóvenes idealistas que lo fundaron en 1909, con el objetivo de trabajar la tierra y forjar una manera de practicar su vida brindándose entre todos igualdad real e imbuyera a la vida ordinaria de un significado especial de respeto en solidaridad. Un principio clave aplicado es; Cada cual según sus capacidades, a cada cual según sus necesidades. Otro principio interesante: Todos los miembros eran iguales, todos hacían de todo y todo era de todos. De acuerdo con esos principios comunitariamente se cubrían todas las necesidades: desde vivienda, educación, salud y entretenimiento hasta el jabón, cepillo de dientes, toallas sanitarias y demás.

Su trabajo lo orientaron con la decisión de “hacer florecer el desierto” y lo lograron. Se explica entonces porqué el movimiento del kibutz es considerado como uno de los principales pilares del Estado de Israel, no por ser dañino sino por todo lo contrario por que se ganó la confianza y el respeto.

Obsérvese lo atinado, realista y práctico que ha sido ese modelo, que lo podemos inscribir entre quienes practican la economía solidaria. Entiendo que integrantes de kibutz han convivido y se han apoyado mutuamente con palestinos, nunca podían merecerse tan torpe infamia de enajenados.

De ahí que comparto con Gardeazabal su rechazo tanto a Hamaz como a Netanyahu y a su corte de áulicos y aliados estratégicos que masacran para imponer a las malas la soberbia de quienes apañan todos los recursos del mundo que puedan atesorar, imponiendo su modelo egoista, aquel de que el más fuerte se ha de tragar al más débil y sin descartar que sea conveniente para ellos bebés y mujeres indefensas.

Cuando será que los Hamas y los Netanyahu van a entender que pueden convivir practicando una economía ausente de la guerra y cuándo será que los Colombianos que practican la economía del egoismo y del CVY(como voy yo), se ponen de acuerdo con quienes dicen ser salvadores de las clases populares y que oprimen y masacran también a quienes dicen defender.

La economía promovida por el recalcitrante egoísmo es una cosa muy diferente a la que tienen que sobrellevar comunidades campesinas del departamento de Norte de Santander y es infame que quienes dicen luchar para defender derechos naturales de los colombianos, descarguen sus odios sobre campesinos que labran la tierra con diligencia y muy lejos de los egoísmos de la economía explotadora que beneficia solo a un pequeño grupo de privilegiados. No veo mayores diferencias entre la torpeza de Hamas y la del ELN, como tampoco entre la economía destructora de Netanyahu y la de quienes continúan insistiendo en no reconocer que Colombia se merece practicar una economía de mayor solidaridad y apoyo mutuo entre todos los colombianos.

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