Columna ecos
ARMANDO BARONA MESA
He sido siempre un liberal progresista y lo seré. No soy de derecha. Se cómo históricamente se fueron formando los partidos políticos. En 1848 tomando las ideas progresistas del General Santander, Ezequiel Rojas funda el partido liberal, que resguarda las ideas santanderistas; y un año después en 1849, se funda el partido conservador bajo la dirección de Mariano Ospina Rodríguez y José Eusebio Caro. Este partido, en principio, sigue algunas ideas del Libertador Simón Bolívar.
En realidad ambas ideologías habían surgido en Europa y aquí se fueron adaptando. Después iría llegando el comunismo, casi siempre camuflado, tal como ahora hace el señor Petro, cargado con un odio de clases que difunde y contra los medios de producción y la prensa libre. Actitud calculada, reviviendo pasajes que la historia superó, en especial por acción del liberalismo. Tenemos, para mostrar un solo aspecto, la legislación laboral más progresista del continente.
Pero ese es su punto feliz, mostrando un giro acomodaticio de la historia, expuesto con demagogia y discursos grandilocuentes. ¿A qué viene maldecir la esclavitud como una bandera, si ese horror fue eliminado por un presidente liberal llamado José Hilario López hace casi dos siglos?
Pero él invoca eso para promulgar su pasión calculada por su ambición, como si estuviera en sus planes -del señor Petro- eliminar esa figura que ya no existe -la esclavitud-. Pero es su discurso lo que para él vale. Su demagogia y la incitación a la revuelta, tal como lo ha hecho contra el Congreso y las altas Cortes y contra los que piensan distinto, a los que llama ofensivamente fascistas; todo esto moviendo recursos enormes del Estado que malbarata a manos abiertas en su favor.
Petro anduvo en las armas y hace parte de toda la corrupción. Es de escuela y sabe cómo manejar el poder en medio de la borrasca y los escándalos que se advierten de inicio. Su hijo declarando sobre las contribuciones non santas en la campaña, que también menciona el pérfido Benedetti con insultos que le valieron ser nombrado embajador para callarlo frente a cosas que conoce el sujeto y que bajo chantaje está listo a publicar. ¡Que vergüenza!
Ha sido tan malo en el gobierno, que la democracia ha sentido el golpe del peligro, anunciado por todos los medios y en todas las formas de corrupción. No se puede olvidar las sucias estrategias planeadas por el ministro de Hacienda y el del Interior de entonces y otros muchos, desde donde corrompieron con dineros de la UNGRD a parlamentarios que irán a la cárcel y grandes partidas de dinero público mientras en la Guajira asediaba la sed, el hambre y el subdesarrollo.
Ah, este Petro maquina y aprovecha el discurso y la propaganda usando a sus anchas el erario público en una campaña política prohibida por la Constitución. Y viaja mucho a sus anchas como potentado y líder de la salvación del mundo; pero se da sus escapaditas que, salvo el episodio de Panamá, la gente ignora. Nunca hubo un presidente tan cínico y desvergonzado.
Piensa él que como lo hacía aquel viejo líder ecuatoriano José María Velasco Ibarra, le basta una tribuna para tomarse el poder. Mussolini fue igual y aun el propio Adolfo Hitler. Y lo fue Castro y hasta el tartamudeante Ortega de Nicaragua y el tal Maduro abusivo y criminal.
Legaliza a su manera la droga y hace que aumente la producción. Vuelve un héroe al mayor criminal del mundo, Salvatore Mancuso, con tal de que declarara abusivamente en contra de Alvaro Uribe. Jugada sucia desde el punto de vista del derecho. Y su hermano negoció en campaña con los narcos de la Picota por dinero amplio para la financiación. ¡Que horror de cosas!
Pero ahora juega una vez más con el bandido Benedetti, golpeador de mujeres y drogadicto confeso y lo lleba al palacio de San Carlos. ¿Otro chantaje mayor? O un premio para fraguar nuevas trapisondas en este futuro que se volvió inmediato y en el cual mantiene sus esperanzas abiertas el irreductible ambicioso de una izquierda fatigante y vencida en todo el mundo. Son cosas abusivas contra las que tenemos que levantarnos los demócratas que conocemos a las brujas y a los brujos. @BaronaMesa
