viernes, julio 18, 2025
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InicioOPINIÓNEduardo Nates López… Y ahora, los médicos…

… Y ahora, los médicos…

Por Eduardo Nates López.

Con certeza, debe ser “el cargo” más que el portador, lo que a veces inhibe un poco para aplicar los calificativos más apropiados. Me explico: La dignidad presidencial genera más respeto que la persona de Gustavo Petro, quien en frecuentes ocasiones y actitudes se ubica muy por debajo de los requerimientos del cargo que ostenta. Visto desde esa óptica es comprensible que, paralelamente, haya ordenado rebajar los requisitos para muchos empleos en el ejecutivo, posesionando personajes verdaderamente vergonzosos e inapropiados. (Recordemos el caso del ministro de Educación, quien se vio precisado a alegar que “no se avergonzaba de ser consumidor de bazuco”…). Por ese camino, en estos días está sobre la mesa la eliminación de requisitos para ser embajador de Colombia en cualquier país. Y, por supuesto, esto resulta coherente con lo que significa pararse en la tarima de un acto público en la plazoleta de La Alpujarra, en Medellín, acompañado de los “capos” de las bandas delincuenciales más tenebrosas de esa ciudad, a quienes rescató de sus celdas en la cárcel para homenajearlos, “como corresponde” y de paso retar al gobernador de Antioquia y al alcalde esa ciudad, que no le hacen venias…

Pero si ya lo anterior es impactante –por decir lo menos-, lo que sí causa un particular rechazo es lo que ese mismo día (sábado 21 de junio), en la misma tarima, dijo sobre los médicos: “Por eso es que las regiones de Colombia no tienen buena salud: porque salen es profesionales con dinero y no quieren salir del Poblado o no quieren salir del Parque de la 93”…

Naturalmente, estas expresiones absurdas, injustas, inapropiadas, calumniosas, etc., generaron inmediata repulsión en el gremio médico nacional, del cual, dicho sea de paso, no pocos integrantes votaron por él. Al rato comenzaron a conocerse reacciones de todo tipo, tanto de las asociaciones médicas como expresiones individuales que, si Petro tiene vergüenza, debió sentirla. No por nada se hizo recordar que en varias ocasiones, han sido justamente estos profesionales quienes le han salvado la vida, cuando ha llegado a hospitales y puestos de salud en condiciones lamentables y vergonzosas, por el uso y abuso de sustancias psicoactivas. Y muchas otras expresiones de reacción a ese desprecio inaceptable por personas que, en realidad, dedican muchísimas horas y vidas enteras a prepararse y a atender casos verdaderamente graves, en los sitios más recónditos de la patria y en condiciones de extrema dificultad y carencia, con dedicación inmedible.

Desde luego, el rechazo a esta expresión resentida y venenosa, en labios de nadie menos que el presidente de la República, sigue creciendo y estimulando reacciones no solo de estos profesionales sino de la ciudadanía en general, cuya gratitud con el personal de salud es proverbial. No sobra recodar el sacrificio en vidas y en tiempo que en la pandemia (2020), hace apenas 5 años, aportaron a Colombia (y al mundo) estos misioneros de la salud, para que ahora, el “cafre de la Casa de Nariño” los atropelle de forma vil e indigna, descalificándolos personal y profesionalmente. Es difícil creer que estas expresiones provengan de alguien que ocupa la primera magistratura de la nación…

Petro es un gran malcriado y un grosero exaltado. Pero ante todo un resentido como el que don Gregorio Marañón dibuja: “el resentido  tiene una memoria contumaz, inaccesible a la erosión del tiempo; y que la expresión agresiva del resentimiento puede darse en frío y tardíamente, tras un largo periodo de incubación.” Petro lo contuvo y así engañó a la gente para lograr la elección; Y desde la Casa de Nariño lo liberó para atacar a todos, incluyendo los médicos que nos salvaron en la pandemia; en el día a día; y que, inclusive, lo han salvado a él, en todos sus excesos y aberraciones…

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