Padre Jesús Fernando Vega Muñoz. Pbro.
En el pasaje del Evangelio según san Mateo, Jesús pregunta a sus discípulos quién creen que es él. La respuesta de Pedro, “Tú eres el Mesías, el Hijo del Dios vivo”, es fundamental para la fe cristiana. Jesús le responde que esta revelación no viene de la carne ni de la sangre, sino de Dios mismo.
La fe es un don de Dios que nos permite reconocer y aceptar a Jesús como el Mesías y el Hijo de Dios. La respuesta de Pedro nos muestra que la fe no se basa solo en la razón o la lógica, sino en la revelación divina.
Jesús le dice a Pedro que sobre él edificará su Iglesia, y que el poder del infierno no la derrotará. Esto nos muestra que la Iglesia es una institución divina, fundada sobre la roca de la fe en Jesús como el Mesías.
Jesús le da a Pedro las llaves del reino de los cielos, lo que significa que tiene la autoridad para tomar decisiones importantes en la Iglesia. Sin embargo, esta autoridad también conlleva una gran responsabilidad, ya que lo que se decide en la tierra tendrá consecuencias en el cielo.
La fe en la Iglesia es fundamental, ya que es la comunidad que nos une y nos permite crecer en la fe. La Iglesia es como una familia, donde todos somos hermanos y hermanas en Cristo.
Es cierto que a veces podemos sentir la tentación de abandonar la Iglesia debido a sus defectos y problemas. Sin embargo, es importante recordar que la Iglesia es una institución humana y divina, y que sus miembros somos imperfectos.
Es importante hablar de la Iglesia en términos de amor filial y sentido de familia. La Iglesia es nuestra madre, que nos ha dado la vida espiritual y nos ha enseñado a seguir a Cristo.
La Iglesia nos ha dado mucho, desde la enseñanza de la Palabra de Dios hasta la administración de los sacramentos. También nos ha proporcionado una comunidad de fe y apoyo.
Es cierto que en la Iglesia podemos encontrar personas que nos han ayudado y apoyado en momentos difíciles. La Iglesia es un lugar donde podemos encontrar el amor y la compasión de Cristo.
Es importante aumentar el sentido de familia en la Iglesia, reconociendo que todos somos hermanos y hermanas en Cristo. Esto nos ayudará a superar los problemas y a trabajar juntos para construir una Iglesia más fuerte y más fiel a su misión.
Es importante reconocer que la Iglesia es una institución imperfecta, y que sus miembros podemos cometer errores y pecados. Sin embargo, esto no debe hacernos perder la fe en la Iglesia, sino que debemos trabajar para mejorar y renovarnos constantemente.
Esta lectura nos invita a reflexionar sobre nuestra propia fe y nuestra relación con Dios. ¿Reconocemos a Jesús como el Mesías y el Hijo de Dios? ¿Estamos dispuestos a seguir su enseñanza y a vivir según su voluntad? ¿Cómo podemos vivir nuestra fe de manera auténtica y comprometida?
