Por: Juan Camilo López Martínez
La Alerta Temprana 004-2025 emitida por la Defensoría del Pueblo confirma una realidad preocupante: Popayán y su zona rural están en inminente riesgo debido a la expansión de grupos armados. Municipios cercanos como Cajibío y corregimientos como Los Cerrillos, Las Mercedes, Santa Rosa, La Yunga y El Charco han sido identificados como focos de amenaza, donde las comunidades están expuestas a extorsiones, desplazamientos y reclutamiento forzado.
Por supuesto, la alerta temprana es un documento técnico, a partir de investigaciones profundas, la cual termina reafirmando lo que como ciudadanos ya sentíamos e incluso vivimos a diario. No obstante, no deja de ser un hecho histórico que, por primera vez, Popayán esté en el centro de una alerta temprana, emitida por la Defensoría del Pueblo.
Esta alerta es la prueba más reciente del fracaso de la estrategia de paz total, que ha sido mal planificada e improvisada. En su intento de negociar simultáneamente con múltiples grupos armados, el Gobierno Nacional dejó vacíos de autoridad que han sido aprovechados por las estructuras criminales. La paz no se decreta, se construye con acciones concretas, y así como en el Catatumbo, el Cauca también ha carecido de acciones por la paz.
Frente a este panorama, los alcaldes y el gobernador del Cauca tienen la enorme responsabilidad de desplegar acciones coordinadas en todos los frentes. La seguridad no puede ser solo una reacción ante hechos consumados; debe haber prevención, articulación interinstitucional y presencia efectiva del Estado para evitar que esta alerta se convierta en una tragedia anunciada.
La crisis de seguridad que vive el país excede la capacidad de acción que tienen alcaldes y gobernadores, pero la articulación de capacidades y el ejercicio de vocería política para que el Gobierno Nacional actúe de inmediato, es un hecho que todos los sectores del departamento debemos acompañar. El Cauca no puede permitirse más improvisaciones ni esperar a que el Gobierno Nacional haga presencia solo cuando la tragedia ha ocurrido.
Pero la solución sin duda ya no está en la coyuntura, pues el gobierno nacional no logró avanzar ni en paz ni en seguridad. Por lo tanto, el debate electoral de 2026 debe incluir soluciones serias y técnicamente viables en materia de seguridad. No podemos seguir repitiendo los mismos errores, donde la seguridad es utilizada como un discurso de campaña sin propuestas reales. Los candidatos presidenciales y al Congreso no pueden ignorar la crisis del Cauca, el Catatumbo y el Chocó. Se necesitan planes estructurados que combinen control territorial del Estado, inversión social, fortalecimiento de la justicia y desarticulación de economías ilícitas.
La Alerta Temprana 004-2025 no puede quedar en el papel. Si no actuamos ahora, la crisis escalará aún más. Es hora de que los mandatarios locales, con respaldo ciudadano, exijan respuestas y acciones inmediatas, no como una solicitud burocrática, sino como una demanda urgente de quienes todos los días enfrentan la inseguridad en el país.
