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Del Catatumbo al Chocó

Por: Gustavo Alvarez Gardeazábal

El Porce, Febrero 18 del 2025. La guerra arrecia. La paz de Santos terminó siendo un fracaso. La paz total de Petro no pudo arrancar. Los guerrilleros de las Farc que firmaron en La Habana no tocaron el punto esencial de la producción y comercialización de la cocaína y los suscriptores que a nombre del gobierno y la sociedad civil no aceptaron esa falla monumental no lo hicieron y prefirieron bautizar como disidencias a los grupos de los guerrilleros emprendedores que no habían hecho fortuna entonces y se declararon en rebeldía.

Finalmente, como no los agrupaba ni una ideología común ni un propósito político dejaron de ser disidencias para volverse ejércitos de traquetos. Por su parte el ELN, sesentón en hacer la guerra y aspirar al poder, no modificó su manera de hacer creer que buscaba la paz y olvidándose del cura Pérez y del cura Laín, falangistas de estirpe ibérica, dejaron a un lado los escrúpulos y terminaron financiándose con el mercado de drogas.

Al otro lado, los dirigentes del Clan, racionalizando los golpes a sus jefaturas, han ido creciendo, reciclando antiguos combatientes de todas las guerras, hasta copar buena parte del mapa geográfico nacional. Como todos son ejércitos de traquetos y su misión es defender y hacer prosperar el negocio, han ido creciendo en las zonas donde el conflicto no había llegado antes y donde la cocaína resulta más expedito producirla.

Por eso se batalla por el territorio en el Catatumbo y en Chocó y no contra las fuerzas constitucionales sino entre ellos mismos. Amparados en la falsa tregua que concedió el embeleco de la paz total, lograron minimizar la presencia de los uniformados del estado y nos tienen hoy repitiendo el mismo doloroso espectáculo que desde 1950 hemos vivido una y otra vez: el desfile interminable de desplazados.

Asumirlos, clasificarlos o abandonarlos es tan difícil como parar la guerra. Claro, si hubiese gobierno en Bogotá, habría al menos una propuesta de solución. Pero como no parece haberlo, aguantemos hasta donde podamos. A alguien se le ocurrirá una idea genial y de pronto lo elegimos presidente.

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