Inicio OPINIÓN Dos latinoamericanos ilustres de origen europeo

Dos latinoamericanos ilustres de origen europeo

Hoy siento el gusto de referirme a dos latinoamericanos de padres europeos, uno nacido en Chile. hijo de alemanes y el otro, colombiano nacido en Hungria, Artur Manfred Max Neef el Chileno y Pablo Tattay el colombiano hijo de hungaros.

A ambos conocí y tuve la oportunidad de dialogar con ellos sobre su pensar relacionado con las condiciones de vida de nuestro pueblo colombiano.

Ambos profesionales, muy estudiosos del vivir de las comunidades, especialmente campesinas, incluso viviendo directamente entre ellas, Manfred entre comunidades del Perú, Ecuador y Brasil y Pablo, entre comunidades indígenas de Colombia, especialmente del departamento del Cauca.

Ambos plenamente convencidos de que el modelo económico establecido en Latinoamérica no corresponde a lo que realmente se requiere como garantía para atender una vida digna para toda su población, debido a que quedamos todos los integrantes a estar obligados a cumplir una economía nacida en Europa y bajo una normatividad cambiante pero que nunca ha tenido en cuenta el sentir de los pueblos originarios, sino que fue impuesta violentamente, incluso esclavizando a sangre y fuego a esos originarios, que luego continuaron sometidos a los hijo, nietos y tataranietos de los invasores foráneos europeos, tataranietos que han continuado imponiendo un modelo, que incluso ya no puede continuar ser aceptable en el mundo ante las destrucciones gigantescas en todo el ecosistema terrestre y sin retorno visible que garantice la supervivencia humana.

Max Neef inicialmente empresario de la gran economía del capital, reflexionó y cambió radicalmente la propuesta orientándola bajo interpretaciones radicalmente novedosas que explicó aprovechando herramientas educativas interesantes que le facilitaban llegar con el mensaje, incluyendo sus libros muy pedagógicos, esperando ser lo mas acertivo posible. Su impacto trascendió a tal punto que le otorgaron el premio Novel alterno de economía.

Tattay con su actuar muy prudente y silencioso poco era mencionado en las noticias, pero su actuar fue supremamente efectivo para el logro de sus ideales. Con plena humildad, autenticidad y paciencia, para mí que, se convirtió en el máximo promotor, agitador y pensador de la lucha indígena, que en sus propias palabras explica:

“El proyecto político indígena no es socialista, es el buen vivir como concepto y lo fundamental es lo comunitario, no es ni lo individual, ni el mercado, ni el estado como principal referencia tampoco; Es la comunidad, Entonces para el movimiento indígena, eso es la base”: Y lo subrayo: Lo comunitario.

Fue tan inteligente esta conceptualización que, para toda práctica comunitaria de protesta en Colombia, los manifestantes aplican mecanismos similares a los que han ido construyendo y aplicando los indígenas liderados por el CRIC; organismo indígena que cuidó Pablo de la mano de Graciela, su esposa, como aquel padre cariñoso que cuida a un bebé con los mejores esmeros, mientras crece vigoroso y radiante para que goce de magnífica juventud y madurez poderosa, capaz de soportar todas las pruebas difíciles que se le presenten en la vida.

Soy de los que creen que el futuro de Colombia tendrá en el CRIC una, quizás modesta, pero oportuna guía para ir hacia logros anhelados, que garanticen mejor vida digna a todos los habitantes de Colombia, sin excepciones.

Entre las obras más importantes de Max Neef están “La economía descalza “ y “Desarrollo a escala humana”. En ellas, el autor nos llama la atención para que reconozcamos que hay necesidades de los seres humanos, sin importar su cultura o el periodo histórico en el que se haya vivido y que las clasificó en nueve categorías: subsistencia; protección; afecto; comprensión; participación; creación; recreo; ocio; identidad; y libertad.

Pero hay otra categoría que coloca en el décimo lugar destacándola como la más importante “ El grado de felicidad de cada comunidad”.

En la red alguien comentó que: “Max Neef solía utilizar la llamada parábola del rinoceronte para explicar cómo detener el crecimiento no sostenible. Ese animal, dentro de su ejemplo, era la representación de la modernización entendida de manera incorrecta: no se puede asustar con un palo, pero si se reúnen un gran número de mosquitos, sin jerarquía entre ellos, pueden conseguir que decida abandonar la zona”.

Ese ejemplo sobre el rinoceronte tan sabio de Max Neef lo veo simplificado con tanta precisión cuando Tattay expresa “lo comunitario” al hablar del proyecto político indígena.

Mientras Max Neef define esa décima categoría sobre la felicidad de cada comunidad, Tattay expresa que el proyecto indígena no es socialista, es el buen vivir.

Ya pueden ustedes queridos lectores, comprender porqué para nosotros estos precursores de la política del buen vivir comunitario, nos dan tranquilidad y optimismo, para seguir luchando por una economía que reconozca que debe aportar inequívocamente prácticas empresariales y económicas beneficiosas para el ecosistema y para la comunidad sin excepciones o que al menos, no las afecte negativamente.

Nota especial. Quiero enviar mi afectuoso saludo a Libia y Pedro Pablo por el reciente fallecimiento de su señor padre Pablo Tattay

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