Diego Fernando Sánchez Vivas
Cada que se registra un accidente de tránsito en el que se presentan víctimas fatales o heridos de gravedad, no deja de sorprender que muchos de ellos se hubieran podido evitar si se tienen en cuenta normas de conducta elementales y de sentido común cuya observancia debía salvar muchas vidas.
Porque además de constituir una vulneración a las normas de tránsito, es a todas luces una acción temeraria contestar una llamada de celular cuando se conduce perdiendo la concentración de su entorno inmediato, o invadir un carril contrario, o adelantar en curva sin tener una visión clara y precisa sobre el panorama que se requiere, o conducir a una gran velocidad sobre una vía bastante concurrida, o conducir en condiciones físicas mermadas como falta de sueño o cansancio o en estado de alicoramiento.
Y sin embargo cada semana registramos con pesar y preocupación cómo se siguen presentando accidentes graves con heridos y pérdidas de vidas humanas, lo cual resulta además de trágico, complejo y triste pues son hechos que se pudieron haber evitado si se actúa con moderación, prudencia y sentido común.
Para el conductor hay una noción que se enseña en las escuelas de automovilismo y es el llamado “manejo defensivo”, que consiste en conducir en forma moderada y teniendo en cuenta más que todo a los demás conductores, al prever en forma oportuna como van a ejecutar sus maniobras en el timón para no resultar sorprendidos por un arranque imprevisto o una reversa intempestiva o un detenimiento abrupto sin anunciar, lo que conlleva inexorablemente a un choque que genera consecuencias imprevisibles.
Pero además de la moderación para conducir, se requiere de una alta dosis de cultura ciudadana, respetar las señales de tránsito , guardar siempre la integridad del peatón y no invadir sus espacios, tener toda la documentación requerida al día y el vehículo automotor en perfectas condiciones técnico mecánicas, con sus respectivos equipos actualizados.
También el peatón debe contribuir a evitar que se presenten accidentes trágicos, utilizar los puentes peatonales, no pasarse de una calle a otra por el afán sin percatarse previamente de que su camino esté totalmente despejado y tener en cuenta todas las recomendaciones hechas por las autoridades de tránsito.
Como se observa, se trata de apreciaciones sencillas pero prácticas cuya utilidad la observamos diariamente para evitar accidentes lamentables. Si reflexionáramos sobre lo valiosa y frágil que es la vida a lo mejor nunca pondríamos en riesgo nuestra integridad y la de nuestros semejantes con acciones temerarias que pudieran resultar fatales.
