Por: Javier Orlando Muñoz Bastidas.
La pregunta fundamental es: ¿cuál es la diferencia entre el sujeto y el individuo? Lo que se juega en esta pregunta, es la posibilidad de la autonomía integral. ¿Quién tiene la posibilidad de la afirmación de una autonomía, el sujeto o el individuo? Si podemos, al menos, plantear el problema, podremos preguntarnos después el paso del uno al otro.
De hecho, afirmar que hay un paso o un salto del sujeto al individuo, ¿ya implica que el sujeto es la condición previa del individuo? ¿que el salto es en realidad una transformación evolutiva? Después de plantearlo, o al menos de enunciarlo, ¿quedaría pendiente el salto del individuo a la singularidad?
Lo primero que hay que plantear de forma clara, es que en el sujeto opera un poder que controla, pero también que “forma” al sujeto mismo. El sujeto es aquel que es dominado por un poder exterior y anterior a él mismo. El poder ya estaba operando antes de la consolidación de la subjetividad. Pero ese poder no sólo es dominante, sino que tiene la capacidad de “formar” al sujeto, es decir: de condicionar su existencia (Butler).
De hecho, desde Foucault podemos comprender que el sujeto se forma como tal, en la medida en que pueda asumir e “internalizar” el poder que lo domina. El sujeto es aquel que hace propio el poder que lo determina.
Pero Butler tiene razón cuando afirma que Foucault no se pregunta por las características de la “psique” del individuo, que hace necesario que para la formación de su identidad y de su proyecto de vida, necesite asumir y volver propio un poder dominador externo. Por eso una teoría del poder es incompleta si no va acompañada de una teoría de la psique. ¿Por qué el sujeto necesita ser sometido, para poderse afirmar existencialmente?
Pero, ¿el estado subjetivo es definitivo? ¿se puede transgredir al sujeto? ¿es posible dar un salto del sujeto al individuo? Esta última es tal vez la pregunta fundamental para el futuro de lo humano.
La posibilidad de la individualidad inicia cuando se toma consciencia que todo lo que existe es un proceso de creación. La acción creadora, si bien está relacionada con unas causas determinadas y definidas, tiene la característica esencial de establecer procesos diferenciales de las mismas. Crear es la expresión y emergencia de lo nuevo e impensado.
Esto lo comprendió Sloterdijk, en su concepto de “antropotécnicas de sí mismo”. Para Sloterdijk el individuo o la posibilidad de la individualidad, es posible en un ejercicio técnico que lleva a una creación determinadora de sí mismo. Las afirmaciones son claras y radicales: no existen religiones sino ejercicios internos, no existen filosofías sino ejercicios de pensamientos, no existen individuos sino antropotécnicas de sí. El individuo es aquel que debe crearse a sí mismo, en un ejercicio vital en el que se hace posible una apertura explosiva de la consciencia.
Pero entonces debemos preguntar: ¿cuál es la relación de ese “proyecto” de individuo con el poder dominante y determinador? La respuesta es que es necesario un ejercicio consciente de resistencia política. De hecho, una de las primeras y más significativas acciones de resistencia, está en la toma de consciencia de la necesidad y urgencia de la creación de una individualidad rebelde y autónoma.
El salto del sujeto al individuo, es posible en la emergencia explosiva de una consciencia transgresora. Una teoría integral de la psique, debe afirmar una fisura de toda figura y poder dominador.
Por eso, después de la individualidad se debe dar un nuevo salto hacia la afirmación de la singularidad. ¿Qué es la singularidad? Es la consciencia de que el individuo es único, diferente e irrepetible. La individualidad es la ruptura del poder formador, que permite una autonomía de sí. La singularidad es la afirmación de una individualidad única, auto-renovable y auto-sostenible.
La individualidad será el proyecto de la creación de sí en plenitud. ¿Podemos, al menos, pensar en la posibilidad de un individuo nuevo, de un nuevo nivel de lo real, de la inauguración de un nuevo proceso de la consciencia histórica?
Lo triste es comprobar que una individualidad singular es cada vez más necesaria, pero los sistemas integrales de dominación son cada vez más eficientes y absolutos.
¡Gracias!