sábado, abril 19, 2025
No menu items!
spot_img
InicioOPINIÓNMario Delgado NogueraDel discurso inaugural de Trump a las represalias contra Colombia

Del discurso inaugural de Trump a las represalias contra Colombia

Mario Delgado

El discurso inaugural de Donald Trump en enero de 2025, al asumir nuevamente la presidencia de los Estados Unidos, ha reafirmado algunas de las características que marcaron su retórica durante su primer mandato, pero con un contexto global y regional aún más tenso. Este segundo discurso en enero de 2025, como el primero en 2017, se define más por lo que excluyó, como los problemas internos de Estados Unidos, y refleja una visión de liderazgo que parece apartarse aún más de los principios tradicionales de la diplomacia estadounidense. Las menciones a América Latina, aunque limitadas, se han mostrado en línea con políticas de corte nacionalista que priorizan los intereses internos de Estados Unidos y de los aliados neoconservadores (La oligarquía tecnológica) del Trump sobre las alianzas regionales.

Lo que más sorprendió en el discurso fue su muy escaso enfoque en las relaciones internacionales, salvo algunas escasas menciones a América Latina. En este vacío de contenido global, el presidente está por una visión aislacionista, un “América primero” que dejaba a muchos países fuera de la conversación. El sabe, como presentador de la TV, que lo que maneja y persuade al público son las emociones primarias, y a esto apela cuando busca efectos. En cuanto a los países latinoamericanos, específicamente, las implicaciones fueron evidentes: con el corte de ayuda de USAID a naciones como Colombia, cuyo gobierno enfrenta el desmoronamiento de su política de paz total y crisis internas graves, como el desplazamiento masivo de personas en el Catatumbo, la falta de apoyo internacional sitúa al país en una situación aún más precaria en el complejo manejo de la seguridad interna, amenazada por el ELN y otros grupos que cometen crímenes y se lucran de la cocaína.

La diplomacia internacional se caracteriza por su complejidad, por sus formas, por la manera de entablar diálogos que, aunque firmes, preserven los intereses de todas las partes. Esto es algo que el gobierno de Petro, en Colombia, parece tener que considerar con prudencia al manejar su relación con Estados Unidos y no impulsar en Trump, el manejo de las emociones primarias. La exigencia de dignidad en el trato hacia los deportados colombianos, por ejemplo, es un asunto legítimo y urgente. Sin embargo, la manera de comunicarlas más allá de la red X, es necesaria, aunque el círculo estrecho del presidente Petro, resguardado por la superministra Sarabia, parece no darse cuenta.

La diplomacia no es un terreno para la declaración pública desde plataformas como Twitter, actualmente X, -cuyo dueño es Elon Musk-, donde la confrontación directa y la falta de matices pueden erosionar la posibilidad de una negociación efectiva. La negativa de Petro a permitir el aterrizaje de un avión con deportados en Bogotá es un acto de defensa de la dignidad nacional, también pone en evidencia los riesgos de una diplomacia que se expresa mediante indirectas o reclamos públicos irracionales en esta plataforma. Se debe insistir en un protocolo para las deportaciones puesto que las denuncias de los nacionales de abuso en ese proceso, por parte de las autoridades americanas, muestran la inhumanidad del gobierno Trump.

Lo que se requiere en este contexto es la necesidad de manejar las relaciones internacionales con cautela y, sobre todo, con un enfoque pragmático. Las situaciones actuales, como los migrantes en el tapón del Darién, y el desplazamiento de más de 40 mil personas en el Catatumbo, exigen del gobierno colombiano una visión que cuente con la capacidad de proteger los intereses nacionales, los migrantes la economía, sin caer en confrontaciones que dificulten aún más la relación bilateral con Estados Unidos. El reto, incrementado por el nombramiento de la nueva canciller, la inexperta Laura Sarabia, que no habla inglés, radica en encontrar un equilibrio entre la exigencia de respeto y la necesidad de mantener canales abiertos para el diálogo, entendiendo que los asuntos migratorios y la cooperación son áreas críticas que requieren soluciones sostenibles que no afecten la economíacolombiana que se ha venido desempeñando de manera exitosa. Imagino las reacciones de García-Peña, embajador en Washington, Murillo, el todavía canciller, y el ministro de Hacienda, el estrenado Diego Guevara.

Aproximadamente un tercio, o 29%, de las exportaciones colombianas se destinan a Estados Unidos. Para la economía de Colombia, las exportaciones a Estados Unidos son fundamentales. Según El País de España, “una cuarta parte del total tienen como destino el país norteamericano, según datos de 2022, y se concentran en productos básicos: casi un 40% fue petróleo crudo, otro 11% café y un 10,5%, flores”. ¿Qué pasara en la caficultura colombiana con aranceles del 20% o más?.

Artículo anterior
Artículo siguiente
ARTICULOS RELACIONADOS

NOTICIAS RECIENTES

spot_img