viernes, julio 4, 2025
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Cuando delegar muestra la otra cara de la moneda

Por: Cayo Betancourt – cayobetancourt@gmail.com – @cayobetancourt

Delegar genera oportunidades de crecimiento, tanto para el líder quien confía en un miembro de su equipo como la persona que toma la oportunidad. Existen diversas barreras que impiden alcanzar los objetivos al delegar y posiblemente la menos esperada es despertar reacciones no alineadas con la cultura corporativa y que vayan en contravía de los valores empresariales. En esta columna se revisan los diferentes aspectos que implica la delegación efectiva y como tomar acciones correctivas a tiempo antes que sea demasiado tarde.

El comité de convivencia en una compañía recibió quejas recurrentes de acciones no esperadas por parte de un gerente. Al revisar la situación, se observó que un proceso de delegación incompleto había causado estos inconvenientes, especialmente por la falta de inducción y seguimiento a quien tomó la posición temporalmente. Es común observar a personas que toman posiciones de poder, ejercer de modo espejo, es decir reflejando las acciones que han observado durante un largo periodo y las cuales se perciben como normales o que no causan impacto en las personas. Desafortunadamente, las microagresiones continuas, el abuso de poder y los requerimientos exigentes pueden ser ejemplos de un gerente que no tiene la formación para dirigir un equipo, las cuales causan estrés y generan incidentes como los indicados anteriormente. El caso más particular es la negación, donde el desconocimiento o la falta empatía crean un falso estado de gestión efectiva percibiendo todas estas acciones que cruzan las líneas del respeto como situaciones normales en el entorno de trabajo. La pregunta que debemos hacernos en este contexto es ¿Cómo identificar estas situación y apoyar el crecimiento de un gerente para evitar otros casos de abuso? Definitivamente, el acompañamiento es esencial, donde la observación continua y la retroalimentación regular, permiten corregir estas situaciones para evitar daños mayores.

Uno de los ejemplos más nefastos en la delegación es el impacto negativo en la cultura corporativa, cuando las acciones no esperadas se convierten en el día a día, iniciando un proceso de intoxicación del entorno para generar interacciones complejas que generan efectos colaterales no deseados, como el bajo sentido de pertenencia, la búsqueda de oportunidades fuera del equipo o de la compañía y otros efectos en la salud física o emocional de los afectados.

Delegar debería efectuarse de manera regular, iniciando por pequeñas responsabilidades donde varios miembros del equipo tengan la oportunidad de tomar esta responsabilidad por un tiempo, evitando las preferencias y los delfines, aquellas personas que fueron escogidas arbitrariamente y que pueden tomar una posición directiva por pertenecer a una familia privilegiada o a un grupo con un sesgo positivo.

Es fundamental proteger el entorno laboral y crear situaciones de crecimiento que permitan a las personas identificar puntos negativos y que puedan generar retroalimentación sin temor a represalias. Un contexto positivo es aquel donde las oportunidades de crecimiento permiten igualdad de condiciones le momento de delegar y se puede observar un proceso positivo donde las reglas para el crecimiento son claras y todos tienen acceso a estas por igual.

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