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Cosas que podrían perdernos

ARMANDO BARONA MESA

La que podría mirarse como dialéctica de la historia de Marx, nos muestra cómo en Colombia los camaradas han trabajado con esmero tres elementos de lucha, los cuales, aparentemente, nos podrían perder: el primero, la actual condenación penal de Álvaro Uribe Vélez, batalla dispendiosa que acaban de culminar en primera instancia. El segundo, el brutal atentado contra un hombre noble y puro: Miguel Uribe Turbay, joven salido del círculo de proyección del mismo Álvaro Uribe y con raíces en todo el juego de la democracia. Tal magnicidio fue una “empresa” victoriosa, que fue saliendo de un centro del Ecuador, donde Petro curiosamente llegó -según sus palabras-, dizque solo a escribir un libro.

El tercer elemento entró en el juego a través de la loca Fortuna, jugando a la multiplicación de los candidatos, que ya van en algo más de setenta y el rancho ardiendo. Cualquiera es un candidato y se siente epicentro de una lucha que tiene marcado el delirio de su propia ambición. Y su derrota.

Claro que unos son artífices de la lucha y visionarios del futuro; pero los otros -a los que los marxistas consideran idiotas útiles- solo ven para ellos una oportunidad irrepetible.

Lo demás que se agrega a esa estrategia como gran factor, es el ejercicio del poder por parte del señor Petro, un personaje ordinariamente disperso, manteniendo como única fortaleza la del discurso permanente y ofensivo, que lleva a todas partes. Claro para él -Petro- mejor si nos caen las iras del señor Trump -sin importar los daños económicos-, porque eso significa que éste le de rienda suelta a su diatriva para sentirse su igual -a Trump-; y va a enjabonarlo con sus palabras y visiones acomodaticias y trasnochadas. Porque trasnocha en sus delirios que ya conocemos.

Ese, pues, es el discurso empavonado del que cree que lo tiene todo, solo solo con el arrobo de su palabra.

Bueno, parece ser que nos hemos dejado manejar como marionetas hacia la perdición. Marxistas camuflados como Cepeda, miembro del Partido Comunista aunque no lo diga y lo oculte, cuya fotografía al lado del exministro de Justicia Iván Velásquez y la Fiscal General Luz Adriana Camargo me han hecho llegar; y ellos, los de la foto, muestran su alegría triunfante desde hace unos años.

Ah, este Cepeda, que en nombre de los derechos humanos visitaba a paramilitares presos y extraditados por el propio presidente Uribe, al lado de Piedad Córdoba en cárceles en los Estados Unidos y luego en Colombia, cuyo propósito era lograr, en respuesta a remuneraciones ilegales, que brindaba para que mancharan al presidente Uribe. Y daba dinero y bienes en tal empeño, como la finca entregada a la señora Deyanira Gómez, que hoy vale dos mil millones de pesos. Y nada pasa.

Y hay más platas jugando, provenientes del “manso” Cepeda. Él, que ha logrado torcer a la Corte Suprema que instruía su propio proceso, cuando el instructor era el magistrado José Luis Barceló, quien en diligencia de testimonio, a una pregunta que el abogado de Uribe legalmente formuló, le hizo ver al declarante -Cepeda- el peligro que le encarnaba entregar su celular con muchas pruebas dentro en esa diligencia. Como si el magistrado fuera un asesor jurídico de Cepeda. Y el celular se perdió. ¡Por Dios!

Escribí entonces una columna de protesta contra aquella Corte prevaricando. Como prevaricó cuando en otro proceso hizo valer como prueba la orden equivocada de interceptación del teléfono de Uribe.

Pero claro que contra todo este andamiaje perverso, lo único que cabe es observar lo que nos espera si no entendemos que los setenta candidatos van perder sin dejar espacio a la sensatez. Divide y vencerás lo sabe bien el señor Petro, como lo intuyeron los griegos y años después Julio César. Y ciertamente, sin magia, nos han logrado dividir entre setenta. Por favor que no hay que ser idiota útil. ¡Despierta, joven, despierta! Que nos van a liquidar!

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