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Más que una conmemoración

Por: Alejandro Zúñiga Bolívar, El Liberal.

Este 8 de marzo, como cada año, recordamos la lucha por los derechos de las mujeres. Pero no es solo una fecha simbólica; es un día para hacer memoria y mirar con atención el presente, con sus avances y sus deudas pendientes.

En Colombia, las mujeres han conquistado espacios en la política, la academia, la justicia, el periodismo y la cultura. Sin embargo, también han sido víctimas de violencia institucional, de acoso en el ámbito laboral, de decisiones arbitrarias que afectan su sustento y de ataques misóginos que, increíblemente, aún encuentran eco en el discurso público.

Hace meses, durante su posesión, la Defensora del Pueblo rechazó las expresiones misóginas del presidente Gustavo Petro. No es un hecho menor. Las palabras construyen realidades, y cuando desde los más altos cargos se reproduce el machismo, este se normaliza y se multiplica en la sociedad. Así como lo que se dice importa, lo que se calla también: en el poder siguen operando hombres denunciados por acoso o violencia basada en género, sin que pase nada.

El año pasado denunciamos el abuso de poder cometido por el Secretario General de la Alcaldía de Popayán contra María Ibet Guañarita Vidal, inquilina del CAM desde 1985, quien pretendía ser desalojada arbitrariamente de su negocio, pese a haber cumplido con todas sus obligaciones. Un gobierno que se precia de defender a las mujeres y los emprendimientos no puede, con una mano, pregonar el apoyo a la independencia económica femenina y, con la otra, dejar sin sustento a una mujer trabajadora.

Pero no todo es frustración. El Liberal sigue avanzando en su proceso de transformación, y en ese camino hemos querido abrir más espacios para que las voces de las mujeres se oigan. Nuestra joya de la corona es nuestra caricaturista, Majan. Ella representa con sus trazos la crítica mordaz de la realidad nacional que tanto nos afecta. Además, hoy, contamos con más columnistas mujeres, porque creemos que la diversidad de pensamiento enriquece el debate público. Mónica Mosso, pianista, y Laura Cano, estudiante de Ciencia Política, hacen parte de esta nueva etapa en la que apostamos por más perspectivas, más análisis y más reflexión. Y ellas son, sin duda, unas de las nuevas voces que ya tenemos y otras que habían dejado de estar en estos espacios y que estamos recuperando.

El Día de la Mujer no es una fecha para discursos vacíos ni para rosas simbólicas. Es una oportunidad para exigir que el respeto a la dignidad de las mujeres no dependa de coyunturas políticas ni de intereses particulares. Es un recordatorio de que las luchas de ayer siguen vigentes hoy. Porque la igualdad no se proclama: se construye. Y queda mucho por hacer.

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