Por: Alejandro Zúñiga Bolívar, El Liberal.
La moción de censura contra Carlos Horacio, secretario de la administración municipal, ha generado un intenso debate político en Popayán. Sin embargo, más allá de su desenlace —sea que se materialice su salida o se ratifique su permanencia—, el verdadero problema que enfrenta la ciudad no se solucionará con un cambio de nombres. La raíz del malestar está en la falta de soluciones concretas ocasionadas, entre otras, por la falta de articulación de un equipo técnico sólido, cohesionado y enfocado en objetivos claros para el municipio.
Esa es una responsabilidad que recae directamente sobre los hombros del alcalde. Es él quien debe establecer con nitidez los objetivos estratégicos para Popayán, los rumbos a seguir y, sobre todo, cómo coordinar a su equipo para trabajar en una misma dirección. Sin un liderazgo que inspire, oriente y exija resultados, cualquier debate político, por legítimo que sea, quedará reducido a una distracción en el camino hacia el progreso.
Popayán necesita soluciones reales para problemas urgentes: desde la mejora en los servicios públicos y la infraestructura, hasta la reactivación económica y la seguridad. Estas metas solo se alcanzarán si el alcalde se pone la camiseta y asume con claridad su rol de líder articulador. No se trata de retórica ni de buenas intenciones, sino de fijar prioridades, establecer planes concretos y rodearse de un equipo técnico que esté a la altura de las necesidades del municipio.
La moción de censura, con todo su ruido político, debe ser una llamada de atención. No basta con cuestionar a un funcionario; es momento de evaluar la gestión en su conjunto y de exigir al alcalde un compromiso más decidido con el futuro de Popayán. Porque, al final, los cambios que realmente importan no vienen de debates en el Concejo Municipal, sino de la capacidad del líder principal para transformar ese mensaje político en acciones concretas que beneficien a toda la ciudadanía.